Versículo:
El camino de los rectos se aparta del mal; Su vida guarda el que guarda su camino. Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. Mejor es humillar el espíritu con los humildes Que repartir despojos con los soberbios. Proverbios 16:17-19
Comentario:
El orgullo es peligroso porque impide nuestra comunicación con Dios. Es algo que la Biblia dice que el Señor odia (Pr 6.16, 17; Pr 8.13; Pr 16.5). Entonces, si hay orgullo en su vida Dios querrá ayudarle a eliminarlo. Y podría permitirle experimentar el fracaso como un medio para lograrlo.
Eso fue lo que le sucedió a Israel en Josué 7. La nueva nación había obtenido una poderosa victoria en Jericó y se había vuelto bastante orgullosa. Considerándose invulnerables, desobedecieron a Aquel que los había liberado.
Con arrogancia, un soldado llamado Acán ignoró las instrucciones de Dios con respecto al botín de la batalla de Jericó. Israel se dirigió entonces a la ciudad de Hai, pero en lugar de la victoria fácil que esperaban los soldados, sufrieron una derrota humillante. Josué y los ancianos de Israel clamaron con humildad al Señor, quien los guio a enfrentar el pecado que había en medio de ellos, y después conquistar Hai.
Si la frustración de hoy conduce a un gran éxito mañana, ¿no vale la pena ese revés? La próxima vez que usted experimente un fracaso, observe su respuesta: ¿Se rinde por la frustración? ¿Lucha con sentimientos de incapacidad? Observe sus sentimientos y pregúntele a Dios: “¿Qué quieres que yo sepa en este momento?”.
Oración:
Señor, enséñame a reconocer el orgullo en mi corazón y a rendirme humildemente a tu dirección. Cuando enfrente fracasos, ayúdame a verlos como oportunidades para crecer en tu gracia y confiar más en ti. Dame sabiduría para aprender de cada situación y fortaleza para seguir adelante según tu voluntad. Examina mi vida, Señor, y muéstrame cualquier área en la que deba cambiar para honrarte. Que en cada desafío, mi confianza esté puesta en ti y no en mis propias fuerzas. En el nombre de Jesús, Amén.