El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Hechos 17:24-25
A veces la obra de Dios es muy obvia, como cuando dividió el mar Rojo para liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto. Y en otras ocasiones, lo que hace pasa desapercibido. Por ejemplo, el aire que nos da para alimentar nuestros pulmones cada día. De cualquier manera, Él siempre está haciendo algo, lo percibamos o no. Imagínese cuán bendecidos seremos si aumentamos nuestra conciencia de cómo Dios está preparando todo para nuestro bien (Ro 8.28).
Las exigencias de una agenda muy apretada a veces dejan poco espacio para momentos de quietud en la presencia de Dios. Sin momentos de meditación y oración, nuestros sentidos espirituales se desgastan. Pero cuando nos comunicamos con nuestro Padre celestial a diario y pasamos tiempo meditando en su Palabra, veremos las cosas con más claridad. Entonces podemos apreciar mejor todo lo que Él está haciendo para lograr algo en, a través de, y para nosotros.
Lo mismo es cierto en nuestra vida de oración. Por ejemplo, reconocemos la intervención del Señor y nos alegramos cuando actúa en nuestro favor. Pero si nuestra petición no es atendida o el tiempo no coincide con el nuestro, podríamos concluir erróneamente que Él está inactivo. Sin embargo, la lectura de hoy demuestra la magnitud del poder y el cuidado de Dios, y podemos esperar con gozo lo que Él decida llevar a cabo.
Señor, gracias por tu presencia constante en mi vida, aun cuando no siempre la perciba. Ayúdame a confiar en tu obra perfecta y a recordar que todo lo que haces es para mi bien. Enséñame a hacer espacio en mi día para estar en quietud ante ti, meditando en tu Palabra y reconociendo tu fidelidad. Fortalece mi fe cuando las respuestas no llegan como espero, y dame paciencia para esperar en tu tiempo perfecto. Que mi corazón se llene de gozo y gratitud por todo lo que haces. En el nombre de Jesús, Amén.