Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 78

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 78. Esperamos sea de bendición para ti)

Explicación y significado del Salmo 78

Resumen del Salmo 78: Transmitiendo la Historia de Dios a las Nuevas Generaciones

El Salmo 78 es un poema didáctico y narrativo que busca enseñar a las generaciones futuras las lecciones y la historia del pueblo de Israel en relación con Dios. Atribuido a Asaf, un músico y poeta levita, este salmo tiene una estructura única que combina una narración histórica con exhortaciones para recordar, obedecer y confiar en Dios.

El salmo comienza con un llamado a la audiencia: «Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca» (Salmo 78:1). Este llamado refleja la intención del autor de captar la atención de sus oyentes para transmitirles las enseñanzas y los eventos significativos de la historia de Israel.

A lo largo del Salmo 78, Asaf narra la historia de Israel desde los tiempos de Moisés y la liberación de Egipto. Describe cómo Dios realizó milagros asombrosos y providencia en medio del desierto, proveyendo maná y agua. A pesar de estos actos poderosos, el pueblo de Israel a menudo demostró incredulidad y desobediencia. A través de la narración, Asaf destaca cómo Dios mostró paciencia y misericordia a pesar de las repetidas rebeliones del pueblo.

El autor también resalta la importancia de transmitir estas lecciones a las futuras generaciones: «Para que lo sepa la generación venidera, los hijos que nacerán; y los que a su vez nacerán, los cuales se levantarán y lo contarán a sus hijos» (Salmo 78:6). El propósito de compartir esta historia es evitar que las generaciones posteriores cometan los mismos errores y aprendan a confiar en Dios y obedecer Sus mandamientos.

El Salmo 78 continúa recordando el tiempo en que Dios eligió a David como rey y cómo lo condujo a guiar a su pueblo con integridad y sabiduría. A través de estas historias, Asaf subraya la importancia de seguir a líderes justos y de confiar en el Señor en todas las circunstancias.

En resumen, el Salmo 78 es un llamado a recordar y transmitir la historia de las obras de Dios en la vida del pueblo de Israel. Asaf, el autor, utiliza esta narración histórica como una herramienta para enseñar lecciones espirituales y morales a las generaciones futuras. El salmo enfatiza la necesidad de confiar en Dios, obedecer Sus mandamientos y aprender de los errores del pasado. La historia de Israel, con sus altibajos y la fidelidad constante de Dios, se presenta como una guía para construir una relación sólida y obediente con el Creador.

En el contexto histórico, el Salmo 78 puede haber sido escrito en un período en el que Israel estaba experimentando un renacimiento espiritual y reconociendo la importancia de preservar su identidad religiosa y cultural.

Devocional:

Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca. (Salmos 78:1)

Un salmo que comienza con palabras pronunciadas por Dios mismo merece una atención especial, ¿no crees?

Amados míos, el Señor no eligió a Israel para que fuera el único pueblo que se salvara, sino como Su representante del único mensaje de salvación. La primera declaración de Cristo en la tentación del desierto es una llamada de Dios a todos. No dijo: «No sólo de pan vivirá el judío…», sino: «No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt.4:4). Por tanto, obedecer las palabras que salen de la boca de Dios «es deber de todo hombre» (Ecl.12:13).

Pero, por desgracia, Israel no escuchó lo que Dios le ordenó (v.5). Surgieron nuevas generaciones y se olvidaron los propósitos del Señor (v.7). El mandato de Deuteronomio 6:4-9 (¡Lee este texto!) fue ignorado, y sus hijos «se volvieron atrás… se extraviaron como un arco engañoso» (v.57). Observa la preocupación de Dios por la educación de sus hijos. No sólo era importante conocer la Palabra de Dios, sino vivirla. La vida espiritual de los padres debía reflejarse en la de los hijos, y así sucesivamente.

Al ver cumplida toda la historia de Israel en la vida de Jesús, la generación que lo contempló debería haberlo adorado y no rechazado. ¿No corremos nosotros el mismo riesgo? Nunca se ha hablado tanto de Dios como hoy. Nunca ha habido tantas iglesias cristianas en el mundo. Pero tampoco ha habido nunca una generación tan ignorante de las verdades de la Biblia e innumerables hogares destruidos. Y cuanto más busca el mundo la paz y la fraternidad, más caos se produce. Porque con la boca adulan a Dios (v. 36), pero sus corazones no están firmes hacia Él y no son «fieles a Su alianza» (v. 37). El hombre busca su propia desgracia dando la espalda a las palabras de vida eterna. Al igual que los hijos de Israel «no refrenaron su apetito» (v. 30), el apetito de este mundo por el mal no tiene límites. Si, como Daniel, rechazamos «los manjares» del príncipe de este mundo (Dan.1:8), el Señor nos dará el «grano del cielo» (v.24), «el pan de los ángeles» (v.25).

¿Dónde estáis las mamás y los papás que habéis decidido iluminar este mundo con vástagos que teman de verdad a Dios? La mayor herencia que podemos dejar a nuestros hijos es una vida espiritual sólida y fiel. El Señor nos dio hijos para esto. No son nuestros, son la «herencia del Señor» (Sal.127:3). Estamos llamados a criar una generación de verdaderos adoradores (Jn 4:23), y para que esto ocurra, el cambio debe comenzar en nuestro interior. Entonces, por la gracia y la misericordia del Señor, nuestro hogar cumplirá el propósito divino: La primera obra de los cristianos es mantener la unidad familiar.

¡Buenos días, hogares de esperanza!

Oración:

Señor, Bendice mi hogar y dame la sabiduría para conducirlo por Tus caminos de forma que cada miembro de mi familia, siga también Tus pasos y viva por Tu verdad. En el nombre de Jesús, Amén.