Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 65

Publicado por
(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 65. Esperamos sea de bendición para ti)

Explicación y significado del Salmo 65

El Salmo 65 es una hermosa expresión de gratitud y alabanza a Dios por Sus abundantes bendiciones sobre la tierra. A menudo atribuido al rey David, este salmo nos invita a reflexionar sobre la soberanía de Dios sobre la creación y Su benevolencia hacia la humanidad. Es una oda poética a la generosidad del Creador y un recordatorio de la presencia sustentadora de lo divino en nuestras vidas.

Una invocación de alabanza

El salmo comienza con una invocación a alabar a Dios: «La alabanza te espera, oh Dios, en Sión». El salmista reconoce que la adoración y la alabanza son una respuesta adecuada a la gracia del Creador. Sión, que representa la morada de Dios, es el escenario ideal para tal adoración, y el salmista llama a todo el pueblo a ofrecer su alabanza.

El Dios que escucha y responde a la oración

El salmista reconoce que El Señor es un Dios que escucha y responde a la oración: «A Ti acudirá toda carne». Este versículo sugiere que personas de toda condición, de todos los rincones de la tierra, pueden acercarse a Él con sus súplicas y esperar ser escuchadas. Refleja la inclusividad de la gracia de Dios, disponible para todos los que Le buscan.

El poder de Dios y Su creación.

El Salmo 65 subraya el poder y la autoridad de Dios sobre la creación: «Con hechos asombrosos en justicia, Tú nos responderás». Este versículo habla del poder divino desplegado en actos de justicia. Señala la implicación de Dios en los asuntos humanos y Su compromiso con la justicia. El salmista reconoce que el poder de Dios es la fuerza que prevalece sobre la tierra.

El Dios de la abundancia

La reflexión del salmista se desplaza hacia el papel de Dios en la creación, sobre todo en la satisfacción de las necesidades de la tierra: «Tú que afirmaste los montes con Su fuerza, revestido de poder». Aquí, el salmista describe a Dios como Aquel que creó y sostiene el mundo natural. La imagen de los montes simboliza la fuerza y la estabilidad del Señor.

La fertilidad de la Tierra

El salmista pinta un cuadro vívido de la fertilidad de la tierra bajo el cuidado de Dios: «Riegas abundantemente sus crestas, asientas sus surcos». Este versículo subraya el papel de Dios como proveedor de lluvia, que garantiza que la tierra siga siendo fructífera y productiva. Refleja el asombro del salmista ante la abundancia del mundo natural.

Bendiciones de Dios sobre la cosecha

El salmista destaca el ciclo de la siembra y la cosecha, atribuyendo las abundantes cosechas de la tierra a la benevolencia de Dios: «Coronas el año con Tu bondad, y Tus caminos gotean abundancia». Este versículo compara las bendiciones del Señor con una corona, lo que significa Su soberanía sobre las estaciones y la cosecha. También subraya la naturaleza desbordante de Su provisión.

La fertilidad de los pastos y las colinas.

El salmista sigue celebrando la abundancia de Dios, esta vez centrándose en la fertilidad de los pastos y las colinas: «Los pastos están cubiertos de rebaños; también los valles están cubiertos de grano». Esta imaginería pinta un cuadro de paisajes florecientes, rebosantes de vida y recursos. Transmite la idea de que las bendiciones de Dios no son limitadas, sino que se extienden a todos los aspectos de la creación.

La respuesta de la Creación

El salmista reconoce que toda la creación responde con alegría a la provisión de Dios: «Gritan de alegría, también cantan». Este versículo personifica la creación, atribuyéndole capacidad de alegría y canto como respuesta a la bondad de Dios. Ilustra la interconexión de todos los seres vivos en su alabanza al Creador.

Un salmo de acción de gracias

En conclusión, el Salmo 65 es un salmo de acción de gracias que nos invita a reconocer y celebrar la abundancia de Dios en el mundo natural. Destaca la interconexión de la creación y la benevolencia del Creador al proveer a todos los seres vivos. Sirve de recordatorio para ofrecer nuestra alabanza y gratitud por las abundantes bendiciones de la tierra y la presencia sustentadora de Dios en nuestras vidas.

Devocional:

Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti, Para que habite en tus atrios; Seremos saciados del bien de tu casa, De tu santo templo. (Salmos 65:4)

David elevó un cántico de alabanza a Dios en agradecimiento por Su provisión perfecta y suficiente. El perdón, la liberación, los milagros y el mantenimiento de la vida a través de las necesidades básicas corresponden al cuidado paternal de Dios por la humanidad. En todo ello, David reconoció la bondad y la misericordia del Señor, la «esperanza de todos los confines de la tierra» (v. 5). Podemos contemplar en este Salmo una hermosa revelación del ministerio terrenal de Cristo, «nuestro Salvador» (v.5).

Ungido por el Espíritu Santo en las aguas del Jordán (Mt.3:16) y victorioso en el desierto (Mt.4:11), Jesús comenzó Su sagrado ministerio atrayendo hacia Sí a «todos los hombres» (v.2) para aliviarlos de la pesada carga de sus transgresiones. «A causa de sus iniquidades» (v.3), las multitudes le buscaban. Había en él una atracción santa que ningún hombre había presentado jamás. «Con hechos poderosos» (v.5) y «ceñido de poder» (v.6), Jesús enseñó, predicó y curó a muchos (Mt.9:35). Calmando «el bramido de los mares» (v.7; Mt.8:27), y aquietando «el tumulto del pueblo» (v.7), hizo que aquella generación «se alegrara» (v.8) en «el año de [su] bondad» (v.11), «el año agradable del Señor» (Lc.4:19).

La misma obra quiere hacer Cristo Jesús en mi corazón y en el tuyo. Sus enseñanzas, Su obra, Su vida, descritas en las Escrituras, deben ser la fuente de nuestros principales estudios. Sólo contemplando la revelación de Dios en Cristo, el Espíritu Santo nos acerca al Eterno y nos da la satisfacción de pertenecer a Él y la alegría de ser llevados a Su casa (v.4). Nuestro voto (v.1) a Dios no debe consistir en promesas humanas y falibles, sino en la entrega que Él nos pide: «Dame tu corazón, hijo mío, y que tus ojos se deleiten en Mis caminos» (Prov.23:26).

¡Acude ahora a Jesús con «confianza y alabanza» (v.1)! Él espera tu oración sincera de perdón (v.2). Quiere bendecirte y llevarte a Su «templo santo» (v.4). «Con tremendas obras» (v.5) de misericordia, quiere ser tu Salvador personal, llenando tu vida de esperanza. Quiere calmar «el ruido de las olas» (v. 7) que te causan miedo. Anhela llenarte de agua de vida y de pan del cielo (v. 9). Quiere hacer de tu corazón tierra fértil y provechosa para la eternidad (v. 10). Elige hoy seguir las huellas (v.11) de Cristo (Ver 1Pe.2:21), y Él hará que te regocijes y cantes (v.13) aquí y «por los siglos de los siglos» (Ap.22:5). ¡Vigilemos y oremos!

¡Buenos días, seguidores de Cristo Jesús!

Oración:

Señor, gracias por Tus abundantes Bendiciones, y la mayor de ella, llenar cada uno de mis pasos con Tu presencia y fortalecerme siempre para cumplir Tu voluntad. Gracias Padre, En Nombre de Jesús, Amén