Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 117

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos  116. Esperamos sea de bendición para ti)

El Salmo 117: Un Canto Universal de Alabanza

El Salmo 117 es el versículo más corto de la Biblia y, a pesar de su brevedad, contiene un mensaje profundo y significativo. Aunque es el más breve de los Salmos, su importancia es innegable. El Salmo 117 es un llamado a la alabanza universal a Dios y refleja la idea de que Su amor y fidelidad son para todas las naciones y pueblos de la Tierra.

Un Llamado a Todas las Naciones

El Salmo 117 comienza con las palabras: «Alabad a Jehová, naciones todas; Pueblos todos, alabadle.» (Salmo 117:1). Desde el principio, este Salmo establece un llamado universal a todas las naciones y pueblos para que alaben al Señor. No está dirigido a un grupo específico, una cultura o una nación en particular, sino que invita a todas las personas de la Tierra a unirse en alabanza y adoración a Dios.

La Razón de la Alabanza

El Salmo 117 continúa con el versículo 2: «Porque ha engrandecido su misericordia para con nosotros, y la verdad de Jehová es para siempre. Aleluya.» Aquí, se nos da una razón clave para la alabanza: la misericordia y la verdad de Dios. La misericordia de Dios se refiere a Su amor incondicional y compasión hacia la humanidad, y Su verdad implica Su fidelidad y confiabilidad en cumplir Sus promesas. Estas cualidades son eternas y nunca cambian, lo que significa que todos los pueblos pueden confiar en ellas.

La Universalidad de la Fe

El mensaje del Salmo 117 es que la fe en Dios no está limitada por fronteras geográficas, diferencias culturales o barreras lingüísticas. En lugar de eso, es un llamado a la unidad en la adoración a Dios. La universalidad de este Salmo es un recordatorio de que Dios es el Creador de todo el mundo y que Su amor y fidelidad están disponibles para todos, sin excepción.

El Cumplimiento en Cristo

Para los cristianos, el Salmo 117 también tiene un significado adicional. En el Nuevo Testamento, en el libro de Romanos, el apóstol Pablo cita el Salmo 117 como parte de su argumento sobre la salvación para todos los pueblos, tanto judíos como gentiles. Pablo ve en este Salmo una confirmación de la inclusión de todas las naciones en el plan de salvación de Dios a través de Jesucristo.

Aplicación en la Actualidad

El Salmo 117 tiene una relevancia continua en la actualidad. Nos recuerda la importancia de la unidad en la fe y la adoración a Dios, independientemente de nuestras diferencias culturales o étnicas. Es un llamado a la humildad y la gratitud por la misericordia y la verdad de Dios, que están disponibles para todos nosotros.

Este Salmo también nos reta a llevar el mensaje de la fe a todas las naciones, compartiendo el amor y la verdad de Dios con aquellos que aún no lo conocen. Es un recordatorio de que el evangelio es universal y que todos tienen el potencial de experimentar la gracia de Dios.

Conclusión

El Salmo 117 es un canto universal de alabanza que nos llama a todos, sin importar nuestra procedencia, a unirnos en adoración a Dios. Es un recordatorio de la misericordia y la verdad eternas de Dios, y su mensaje trasciende las fronteras culturales y geográficas. Es un llamado a la unidad en la fe y a la proclamación del evangelio a todas las naciones. En su brevedad, el Salmo 117 encapsula una verdad profunda y significativa: el amor de Dios es para todos, y Su verdad es eterna.

Devocional:

Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. (Salmos 117:2)

El versículo 2 del salmo 117 nos dice: «Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, y la fidelidad de Jehová es para siempre. Aleluya». Este versículo nos revela dos aspectos importantes de Dios: su misericordia y su fidelidad.

La misericordia de Dios es su amor compasivo y generoso hacia nosotros, que nos perdona, nos sana, nos restaura y nos bendice. La misericordia de Dios es inmerecida, pues no depende de lo que hagamos o dejemos de hacer, sino de su gracia y su bondad. La misericordia de Dios es inagotable, pues no se acaba ni se extingue, sino que se renueva cada mañana, es decir, en cada amanecer, podemos acceder a ella, con el único requisito de seguir los pasos que El Señor, en su Santa Palabra nos ha demarcado. La misericordia de Dios es incondicional, pues no tiene límites ni restricciones, sino que se extiende a todos los que la reciben con fe y humildad.

Por su parte, la fidelidad de Dios constituye la verdad constante y confiable del Todopoderoso hacia nosotros, que cumple sus promesas, mantiene su palabra, guarda su pacto y sostiene su alianza. La fidelidad de Dios es eterna, pues no cambia ni se altera, sino que permanece para siempre. La fidelidad de del Señor es segura, pues no falla ni se equivoca, sino que se cumple en su tiempo y en su forma. La fidelidad de Dios es poderosa, pues no se debilita ni se desvanece, sino que prevalece sobre toda circunstancia y adversidad.

El versículo de hoy, nos invita a alabar a Dios por su misericordia y su fidelidad, que son las bases de nuestra esperanza y nuestra alegría. Alabemos a Nuestro Padre Celestial por su misericordia, que nos ha salvado y nos ha dado una nueva vida. Alabemos a Dios por su fidelidad, que nos ha acompañado y nos ha dado una nueva oportunidad. Alabemos a Dios con todo nuestro ser, con todo nuestro corazón, con toda nuestra mente y con toda nuestra fuerza, a viva voz con un «Aleluya», que significa “Alabad al Señor”. Alabemos a Dios hoy y siempre porque para siempre son Su fidelidad y Su misericordia.

Dios Te Bendiga.

Oración:

Señor, te alabamos por tu misericordia y tu fidelidad, que son más grandes que los cielos y la tierra. Gracias por tu amor que nos perdona, nos sana, nos restaura y nos bendice. Gracias por la verdad de que cumple tus promesas, mantienes tu palabra, guardas tu pacto y sostienes tu alianza. Te pedimos que nos ayudes a vivir en tu presencia, confiando en ti y obedeciéndote. Te rogamos que nos llenes de tu Espíritu, para que podamos ser testigos de tu gracia y tu poder. Te damos gloria y honor, ahora y siempre. En El Nombre de Jesús, Amén.