Biblia Devocional en 1 Año: 2 Crónicas 13

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(Lee al final el estudio un devocional de 2 Crónicas 13. Esperamos sea de bendición para ti.)

Resumen

El sentido de 2 Crónicas 13 trata del reinado de Abías. En el año dieciocho del reinado de Jeroboam, Abías se convirtió en rey de Judá.

Resúmen de versículos

2 Crónicas 13

13:1-4 – El monte Zemaraim estaba situado a unos kilómetros al sudeste de Betei (Jos 18:22).

13:5 – Pacto de sal. La sal era un agente conservante y simbolizaba la durabilidad, una descripción adecuada del pacto davídico eterno (Lev. 2:13; Núm. 18:19). Israel en este contexto se refiere a la nación en su conjunto, no sólo al Reino del Norte.

13.6 – Abías culpó a Jeroboam de la división del reino, no a Roboam, ni siquiera a Salomón (2 Cr. 10:16). Sin embargo, la rebelión de Jeroboam fue alimentada por la desobediencia de Salomón al pacto y sus políticas crueles. Además, el insensato plan de Roboam de aumentar la severidad de esos abusos enfureció aún más a los israelitas. La culpa recayó sobre los tres: Jeroboam, Roboam y Salomón.

13.7,8 – La versión de Abías sobre la división de la nación dejaba a su padre en una posición relativamente cómoda. Según Abías, si Roboam cometió algún error fue sólo porque era joven e inexperto. Abías comparó además el reino de Judá con el reino de Yahveh, haciendo que la victoria de Judá sobre Israel pareciera una conclusión predestinada. Esto fue una tergiversación de la verdad (2 Cr 13.6), diseñada para atemorizar a los israelitas.

13.9 – La religión ilícita de Jeroboam llenó las funciones sacerdotales con cualquiera que fuera bueno para ejecutar el cargo. De este modo, Abías afirmaba que todo lo que una persona tenía que hacer para consagrarse era ofrecer los sacrificios apropiados (1 Re 12,31; Lev 8,2). Pero las palabras de Abías eran hipócritas, ya que las mismas acciones malvadas se estaban llevando a cabo en su propio reinado (2 Cr. 14.2-5).

13:10,11 – Los sacerdotes de Judá eran legítimos, pues su ascendencia se remontaba hasta Aarón, como exigía la Ley (1 Cr. 6:1-15). A lo largo de todo el pasaje bíblico, el contraste es entre el culto autorizado en Jerusalén y la práctica ilícita de la religión en Dan y Betei. En resumen, Abías argumentó que Judá había permanecido fiel a Dios, mientras que Israel lo había abandonado.

13.12-16 – La declaración de que Dios estaba con ellos como su líder y que los sacerdotes estaban allí con trompetas es una afirmación de que la batalla estaba siendo librada por el pueblo de Dios en Su Nombre. Como en la antigüedad, cuando Josué hizo marchar a sus ejércitos alrededor de Jericó en una procesión encabezada por el arca de la alianza y acompañada de trompetas (Jos 6. 8, 9), así, dice Abías, Jehová conduciría a los ejércitos de Judá a la victoria. En una guerra así, era inútil que el enemigo resistiera, pues el triunfo de Jehová era inevitable. En el grito está implícito el grupo de Josué sitiando Jericó el séptimo día (Jos. 6:20). La expresión Dios los libró es también una forma de afirmar que la batalla era del Señor y no de Judá. Eran agentes del Señor, pero Dios les dio la victoria (Jos. 6:16). Jehová actuó así por el bien de su pueblo, Judá, a pesar de sus pecados de inconsecuencia.

13.17-19 – Entre las ciudades israelitas derrotadas por Judá estaba Bethei, centro del culto a la falsa religión que Jeroboam había establecido en el sur (1 Re 12.29). Jesaná debía estar a unos lO km al norte de Bethei, y Efraín, también conocido como Efrón, a unos 6,5 km al norte de Bethei.

13.20 – Aunque no hay otras referencias a los detalles de la muerte de Jeroboam, el verbo herir, en este contexto, se refiere a una muerte violenta, ya sea por enfermedad o por alguna acción externa, como un asesinato.

13.21,22 – Una de las medidas del poder y la prosperidad de un rey era el tamaño de su familia.

Devocional:

Entonces Abías ordenó batalla con un ejército de cuatrocientos mil hombres de guerra, valerosos y escogidos; y Jeroboam ordenó batalla contra él con ochocientos mil hombres escogidos, fuertes y valerosos. (2 Crónicas 13:3)

El rey Abías de Judá consiguió reunir a 400.000 valientes guerreros. Esto parecía ser suficiente. Sin embargo, el rey Jeroboam de Israel trajo un ejército de 800.000 contra él. Las probabilidades eran de 2 a 1.

El rey Abías se levantó en el monte Zemaraim y gritó advertencias contra su enemigo: «Nosotros hemos sido fieles a Dios y vosotros os habéis rebelado». «Nosotros tenemos al Dios vivo y su gran templo. Vosotros tenéis becerros de oro». «Nosotros tenemos a los levitas. Vuestros sacerdotes son gente de dudosa reputación que consiguieron sus puestos mediante sobornos».

Parecía una buena estrategia, pero las amenazas no invirtieron las probabilidades. Mientras Abías hablaba, Jeroboam tendió una emboscada tras las líneas de Judá. De repente se encontraron rodeados, sin ningún lugar donde refugiarse.

Mejor dicho: sin ningún lugar donde refugiarse salvo arriba. «Clamaron al Señor» (versículo 14). De esta conexión de fe se originó un grito. «Cuando los hombres de Judá clamaron, Dios hirió a Jeroboam y a todo Israel ante Abías y Judá. … y Dios los entregó en sus manos … porque confiaban en el Señor, el Dios de sus padres» (versículos 15-18).

¿Cómo están sus posibilidades? ¿Le rodean los problemas y sus fuerzas han decaído? ¿Todos sus planes parecen inútiles? Levante su mirada al cielo. El Señor está dispuesto a liberar a todo aquel que confíe en Él.

Oración:

Señor, gracias porque se que aún cuando las tormentas de la vida, vengan una detrás de otra y piense que no poseo fuerzas para librarlas, Tu me sostienes brindándome Tu respaldo y la esperanza de saber, que de Tu mano, siempre me llevarás al puerto seguro de Tu paz y bienestar. En el Nombre de Jesús, Amén.