Versículo diario comentado: Romanos 12:1-2

Publicado por

Versículo:

Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:1-2

Comentario:

Dar poder absoluto sobre nuestra vida a otro ser humano sería un asunto intimidante. Pero eso no es cierto cuando se trata del Señor. Entregarnos incondicionalmente a Él debe darnos gozo. Pero para hacerlo, debemos…

RENDIRNOS AL SEÑORÍO DE CRISTO. Una manera de identificarnos con el Señor es entregándole todo lo que tenemos y todo lo que somos. A medida que hacemos menos de nosotros, el lugar del Señor Jesucristo en nuestra vida aumenta. Y lo primero que debemos entregarle es nuestra actitud, para luego vivir demostrando obediencia en cada aspecto de nuestra vida.

NO PONGAMOS LÍMITES A LO QUE ESTAMOS DISPUESTOS A HACER O LLEGAR A SER. Esto significa que no tenemos áreas restringidas en nuestra vida donde el Señor Jesús no está invitado. Además, nada está reservado para nuestro uso exclusivo. Nos ponemos totalmente a disposición de la voluntad de Dios.

TRANSFERIMOS A CRISTO LA PROPIEDAD DE NUESTRO CUERPO, ALMA Y ESPÍRITU. Al hacerlo, adoptamos los principios de las Bienaventuranzas y la jerarquía del reino (Mt 5.3-12; Mr 9.35).

Renunciar al control de nuestra vida puede ser aterrador, pero cuando la ponemos en manos de Dios, solo algo bueno puede resultar. ¿Existe algo que le esté impidiendo entregarse al Señor Jesucristo?

Oración:

Señor, hoy me presento ante ti, entregando todo lo que soy y todo lo que tengo. Ayúdame a rendirme por completo a tu señorío, a no poner límites a lo que estoy dispuesto a hacer por ti y a cederte la propiedad total de mi cuerpo, alma y espíritu. Confío en que tus planes para mi vida son perfectos y buenos. Aunque a veces pueda sentir temor, sé que en tus manos estoy seguro. Guíame para caminar en obediencia cada día, conforme a tu voluntad, y enséñame a vivir según los principios de tu reino. Gracias por ser un Dios fiel y amoroso. En el nombre de Jesús, amén.