Versículo:
A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche. 2 ¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. 3 Inclinad vuestro oído, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. Isaías 55.1-3
Comentario:
Imagínese que tiene hambre, y con muy poco dinero en el bolsillo. Es suficiente para comprar apenas un pan y un tazón de sopa. Eso evitará que se muera de hambre, pero está lejos de ser satisfactorio. Imagínese ahora que entra en un salón hermoso donde se ha dispuesto un banquete: mesas llenas de sabrosas carnes, verduras frescas, pan caliente y postres de todo tipo. Pero en vez de una lista de precios, hay un cartel que dice “Gratis”. ¿Cuál situación imaginaria elegiría usted?
Ese es el tema central del pasaje de hoy. “¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro salario en lo que no sacia?”, pregunta nuestro Padre celestial, cuando su abundancia es gratuita (Is 55.2). Pero eso es justo lo que sucede cuando rechazamos una relación con Dios y buscamos cosas temporales que nunca pueden llenarnos.
En el libro Pensamientos, Blaise Pascal habla de este anhelo abrumador, y concluye diciendo que el “abismo infinito” que hay en nosotros “solo puede ser llenado por un objeto infinito e inmutable, es decir, únicamente por Dios mismo”. Felizmente, la verdadera satisfacción que proviene de la unión con el Señor está a nuestro alcance. Lo único que tenemos que hacer es aceptarla.
Oración:
Señor, gracias por tu invitación a participar de tu abundancia y recibir lo que realmente satisface mi alma. Perdóname por las veces en que he buscado llenar el vacío con cosas temporales que no sacian. Ayúdame a acudir a Ti, quien eres la fuente de vida, paz y gozo eterno. Enséñame a valorar tu amor y tu provisión, y a compartir esta verdad con quienes necesitan conocer tu generosidad. Llena mi corazón con tu presencia y guía mis pasos hacia lo que realmente tiene valor eterno. En el nombre de Jesús, amén.