Versículo:
Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Isaías 11.1
Comentario:
Israel tuvo una historia larga y complicada con la realeza. El pueblo no quería un gobernante divino y pidió uno terrenal (1 S 8.10-22). Poco tiempo después, Salomón, el tercer rey de la nación, perdió su conexión con Dios a causa de la desobediencia. Y en el momento de la profecía de Isaías en el pasaje de hoy, el linaje real de Israel parecía estar muriendo. Con el tiempo, el pueblo de Dios fue conquistado y llevado al cautiverio. En la época de Cristo, Herodes gobernaba como títere de Roma, y el reino parecía estar muerto como un tronco.
Isaías 11.1 dice: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces”. La traducción de la antífona O Radix Isaí, “Oh raíz del tronco de Isaí”, indica que de ese tronco puede surgir vida nueva. (Véase la lectura devocional de ayer para la definición de antífona). Esa nueva vida era Jesucristo: “un hijo… Emanuel” (Is 7.14). En Él, el tronco se convirtió en vida nueva, no solo para el pueblo de Israel, sino también para el mundo entero (Jn 1.4; 14.16).
El Señor Jesús hizo mucho más que devolverle la vida al tronco marchito del linaje de Isaí. Llegó más allá de Israel, injertando a todos los creyentes en una nueva rama del árbol del tronco, un árbol que se ramifica en todas las direcciones desde el mismo brote.
Oración:
Señor amado, en Ti encontramos la esperanza que renueva lo que parece marchito. Así como hiciste brotar vida del tronco de Isaí, riega hoy nuestro corazón con tu gracia y restaura nuestra fe en tu poder. Ayúdanos a confiar en que, aun en tiempos de sequedad, Tú sigues obrando para traer nueva vida y cumplir tus promesas. Permítenos ser ramas firmes en Ti, dando frutos que glorifiquen tu nombre. En Cristo, nuestra raíz y fortaleza, descansamos con gozo y gratitud. Amén.