Versículo:
Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob. Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios. Éxodo 2:24–25
Comentario:
Cuando los desafíos llegan a nuestra vida, hay dos maneras de responder: a la manera de Dios o a la nuestra.
Moisés es un claro ejemplo de alguien que intentó ambas. En este pasaje lo vemos actuar por cuenta propia, tomando el asunto en sus manos. Aunque sus intenciones fueron buenas, su método fue incorrecto. En su intento por hacer justicia, cometió tres errores:
- Se enfocó en la dificultad.
¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo? Cuando una situación es injusta o dolorosa, nuestra atención se centra en el problema, y en el afán de hallar una solución, actuamos sin consultar al Señor. - Confió en su propia fuerza y entendimiento.
Es natural que, ante una dificultad, intentemos resolverla por nuestros propios medios. Pero Dios nos llama a confiar en Él y no en nosotros mismos.
“Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia.” (Proverbios 3:5–6) - Actuó impulsivamente.
Cuando una situación parece urgente, nuestra prioridad se vuelve “arreglarla” lo más rápido posible. Pero en esa prisa, solemos olvidarnos de esperar en el Señor.
Todos hemos seguido el ejemplo de Moisés en algún momento y hemos sufrido las consecuencias de la autosuficiencia. Sin embargo, es alentador ver que Dios no rechazó a Moisés ni canceló Su plan para él.
En lugar de eso, el Señor usó las pruebas y los años en el desierto para formar su carácter y prepararlo para la misión que tenía reservada.
Y así también obra Dios con nosotros. No desecha a Sus hijos cuando fallan. Nos corrige, nos transforma y nos da nuevas oportunidades para cumplir Su propósito.
Reflexión:
¿Estás enfrentando una situación en la que sientes la necesidad de actuar rápidamente? Detente, ora y espera en el Señor. Su manera siempre será mejor que la tuya.
Oración:
Señor, ayúdame a no apresurarme ni a confiar en mis propias fuerzas. Enséñame a esperar en Ti con paciencia y fe, sabiendo que Tus planes son perfectos y que siempre me darás una nueva oportunidad. En El Nombre de Jesús, Amén.