Versículo:
Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Daniel 1:8
Comentario:
La historia de Daniel muestra algunos elementos clave de la obediencia. El joven sabía que la ley de Dios tenía restricciones dietéticas que prohibían la comida que había sido ofrecida a los ídolos, pero ahora estaba en una tierra extranjera sin tales limitaciones. Cuando el rey Nabucodonosor ordenó que se le sirviera a Daniel comida de su mesa, surgió un dilema: ¿Era mejor obedecer al Señor y arriesgarse a enfadar al rey o desobedecer a Dios y complacer al gobernante?
El problema subyacente era la lealtad a Dios. Daniel podría haber justificado el incumplimiento del mandato divino convenciéndose a sí mismo de que era un servidor y que no tenía otra opción. En cambio, decidió no comer la comida del rey y buscó una solución que honrara al Señor y obedeciera su ley.
Hoy en día, muchas cosas que nuestro mundo considera aceptables están fuera de la voluntad de Dios para sus hijos. La lucha se reduce a que nuestro deseo como cristianos es obedecer al Señor, pero nuestra condición carnal quiere buscar el placer. No obstante, obedecer al Padre celestial es siempre la decisión correcta.
Para llegar a ser como Daniel, debemos aplicar siempre las Sagradas Escrituras a las decisiones que tomemos. Entonces, cuando surjan las dificultades, tendremos la valentía para obedecer los preceptos de Dios.
Oración:
Señor, dame la fortaleza y la valentía para seguir tus caminos, sin importar las circunstancias que enfrente. Que mi lealtad a Ti sea firme y que siempre busque agradarte en mis decisiones. Ayúdame a discernir Tu voluntad y a aplicar Tus enseñanzas en cada área de mi vida, para que mi vida pueda ser un testimonio de obediencia y amor hacia Ti. En El Nombre de Jesús, Amén.