Versículo diario comentado: 1 Samuel 18:5

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Versículo:

Y salía David a dondequiera que Saúl le enviaba, y se portaba prudentemente; y lo puso Saúl sobre gente de guerra, y era acepto a los ojos de todo el pueblo, y a los ojos de los siervos de Saúl. 1 Samuel 18:5

Comentario:

Todos tenemos expectativas, sueños y deseos para nuestra vida, pero el plan que trazamos no siempre coincide con el que Dios tiene para nosotros. Y a veces, cuando vemos que otros prosperan en algo que anhelamos, la envidia puede colarse silenciosamente en el corazón. Compararnos con los demás nunca nos lleva a nada bueno, porque la envidia siempre está al acecho.

Saúl fue ungido por Dios como el primer rey de Israel. Tenía poder, posición y éxito. Pero cuando escuchó a las mujeres cantar sobre la victoria de David contra Goliat, su corazón se llenó de celos y sospecha. Lo que comenzó como admiración se transformó en obsesión, hasta el punto de buscar la destrucción de David. Lo que Saúl no entendió fue que la bendición de David no amenazaba la suya; Dios tenía un propósito distinto para cada uno.

Quizás el ejemplo de Saúl parezca extremo, pero si somos sinceros, todos hemos sentido en algún momento esa punzada de envidia hacia alguien más. Tal vez no lo decimos, pero lo sentimos. Pregúntate: ¿hay alguien cuyo éxito material, físico o emocional te cause incomodidad o desagrado?

El engaño de la envidia está en que solo vemos una parte de la historia de los demás, nunca el cuadro completo. Solo Dios conoce lo que hay debajo de la superficie. Por eso, nuestra mirada debe estar puesta en nuestro propio caminar con Él. Dios nos creó de forma única, y Su plan para cada vida también lo es. No necesitas compararte, porque lo que Él planea para ti es perfecto y personal.

Oración:

Señor, líbrame de la envidia y enséñame a alegrarme por las bendiciones de los demás. Ayúdame a confiar plenamente en Tu plan para mi vida, sabiendo que todo lo que tienes para mí llegará en el momento perfecto. Que mi corazón esté satisfecho en Ti y mi mirada fija en Tu propósito. En el Nombre de Jesús, Amén.