Versículo:
Y ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. 1 Samuel 1:10
Comentario:
La situación de Ana parecía desesperada. Su esterilidad era una fuente profunda de dolor y vergüenza. Mantener la esperanza resulta difícil cuando las circunstancias no muestran señales de cambio. Para los creyentes, esto puede ser aún más doloroso, porque saben que Dios tiene el poder para intervenir, pero aparentemente no lo ha hecho.
Aun así, Ana fue una mujer de gran fe en medio del sufrimiento. Año tras año acudía al templo para adorar al Señor. Esa perseverancia es una cualidad que Dios valora profundamente. La resistencia en las pruebas produce carácter y una esperanza que no avergüenza (Romanos 5:3-5).
El dolor llevó a Ana a derramar su alma delante de Dios. Llorando, entregó lo más valioso que anhelaba: un hijo. Depositó su esperanza a los pies del Señor y prometió consagrar al niño para Su servicio.
Hay cosas que solo podemos conservar cuando estamos dispuestos a rendirlas a Dios (Lucas 9:24). Aprendamos del ejemplo de Ana y llevemos nuestro corazón al Señor, confiando en que Él puede cumplir nuestros anhelos o transformarlos conforme a Su perfecta voluntad.
Oración:
Padre, en medio de la espera y el dolor, ayúdame a perseverar como Ana. Te entrego mis anhelos más profundos y deposito mi esperanza en ti. Enséñame a confiar en tu tiempo y a rendir aquello que más amo, sabiendo que tu voluntad es buena y perfecta. Sostén mi fe y guarda mi corazón. En El Nombre de Jesús, Amén.