Lo único constante

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También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos… mas los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido (2 Timoteo 3:1, 3:14)

La vida no es un camino lineal, estable, meons predecible, sino de curvas, altos y bajos, victorias y derrotas. Y es que no tenemos un patrón para determinar si serán continuas las tormentas que arrecien y afecten nuestra estabilidad o si por el contrario serán mayores los momentos de calma y paz que nos encontremos en el camino. No obstante, si tenemos algo seguro y que depende de nosotros: Podemos mantenernos persistentes, en la búsqueda del Señor, mediante la oración y el encuentro con su palabra.

Así le señaló Pablo a Timoteo, quien desde la cárcel y esperando su muerte, lo alertó de las enormes dificultades que tendrían aquellos que predicaban el evangelio, pero al mismo tiempo lo alentó a continuar diciéndole: “persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido”

Pablo exhortó a Timoteo a seguir el camino de la palabra de Dios, como medio para instruir, corregir y alentar a nuestro espíritu a seguir el camino del Señor. Justo como ahora debemos nosotros, hacerlo, observando las Escrituras como ese equipamiento, esa herramienta que nos prepara plenamente en todas las áreas del propósito de Dios para nosotros

A medida que la oscuridad espiritual de nuestro mundo se profundiza y a medida que la incertidumbre de lo que pueda venir, en algunos momentos nos agobie, no olvidemos que la luz del Señor brilla más intensamente a través de aquellos que conocen y le aman y recordemos que en su palabra, tenemos el medio constante, para buscarlo, encontrarlo y contar siempre con su amor, presencia y misericordia, que nunca cambia y que es lo único seguro con lo que podremos contar en el futuro.

Palabra diaria: Señor, guíame por la senda de Tu palabra y por el camino de la oración para encontrarme  con Tu amor, cuidado y misericordia, que son las bendiciones, constantes, con las que me provees siempre, la fuerza y aliento para continuar.

 

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