Lo que habla la boca

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(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) – * Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.

Palabra:

Que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela. (Salmos 34:13-14)

Una de las aptitudes que determina nuestra relación con lo que nos rodean y que al mismo tiempo nos lleva mucho tiempo desarrollar, es la capacidad de saber los momentos oportunos para hablar y en consecuencia para callar. Recuerda cuando Dios te uso como instrumento para alentar a un amigo con una palabra acertada, o cuando al querer decir algo, decidiste que era más sabio guardar silencio.

¿Qué pasaría si le dieras tu boca a Dios todos los días? que solo palabras devotas salieran de tus labios? Y no estoy hablando solo sobre alabar y agradecer a Dios en tu tiempo de meditación, o hablar palabras positivas y alentadoras sobre ti mismo. Las relaciones saludables dependen de cómo y de que hablas sobre los demás.

El Salmo 34:13 dice: “Que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños”. ¿Le mientes a otros? ¿Los insultas o hablas mal de ellos? ¿O hablas palabras alentadoras y vivificantes que traen alegría a todos los que conoces?

Dedica tu boca a Dios y úsala solo para complacerle a Él en alabanza y adoración, edificación y exhortación, y dando Gracias. Pon tus labios en el altar cada mañana. Dale tu boca a Dios mediante la oración de Su Palabra: Abre, Señor, mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza. (Salmo 51:15).

Ora:

Señor, abre mis labios, y mi boca te alabará y te dará gracias. Ayúdame a usar mis palabras para llevar alegría y vida a quienes me rodean, para alabarte y glorificarte. Haz que mis acciones y palabras reflejen Tú carácter y sean instrumento para Tu honra, ayudando y nunca dañando, a aquellos que me rodean. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen del Capítulo – Salmo 34:

El Salmo 34 es un himno de alabanza y testimonio de confianza en el Señor en medio de las dificultades. El salmista, posiblemente David, expresa su gratitud y proclama las bondades de Dios.

El salmista comienza exhortando a alabar al Señor en todo momento, afirmando que su alma se gloriará en Él. Él invita a los afligidos a unirse a su testimonio de cómo Dios lo liberó de sus temores y aflicciones. El salmista alaba al Señor por responder a sus oraciones y liberarlo de todos sus temores.

El salmo continúa con una exhortación a temer al Señor y a buscarlo, ya que aquellos que lo buscan no carecerán de nada bueno. El salmista destaca cómo Dios protege y cuida a los justos, y cómo Él está cerca de aquellos quebrantados de corazón.

El salmo concluye con una afirmación de que el Señor redime y libra a sus siervos de todas sus aflicciones. El salmista anima al pueblo a confiar en el Señor y a seguir sus caminos, porque Él recompensará a aquellos que lo temen y los librará de todo mal.

En resumen, el Salmo 34 es un llamado a alabar al Señor en todo momento, confiar en Su cuidado y buscarlo en medio de las dificultades. Es un recordatorio de que Dios está cerca de los que lo temen y los libra de sus aflicciones, ofreciéndoles protección y provisión. Es un himno de confianza y gratitud hacia el Señor por Su fidelidad y bondad.

Referencias cruzadas por término – Salmos 34:13-14
  1. Proverbios 4:24: «Aparta de ti la perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios.»
  2. Efesios 4:29: «Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.»
  3. 1 Pedro 3:10: «Porque: El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño.»
  4. Proverbios 15:1: «La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.»
  5. Santiago 1:19: «Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.»
  6. Mateo 5:9: «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.»