El Trono de La Gracia

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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)

Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. (Hebreos 4:16)

Dios Todopoderoso es recto y justo. Romanos 3.23 nos dice que todos hemos pecado, y que no somos aptos para estar en su presencia. Por su ira contra el pecado, estábamos condenados a la separación eterna de Él.

Pero, afortunadamente, la historia no termina ahí. Por su amor y su misericordia, Dios envió a su Hijo a morar entre nosotros. El Señor Jesús experimentó las penalidades y las tentaciones comunes a todas las personas, pero nunca pecó. El Salvador decidió sufrir una muerte horrible en nuestro lugar, pagando el castigo por nuestros pecados.

No hay amor más grande, dice la Biblia, que el del hombre que da su vida por un amigo (Jn 15.13). Pero Jesús fue aun más lejos, al morir por nosotros cuando todavía éramos sus enemigos (Ro 5.10). Realmente, Él se habría sacrificado aunque usted fuera la única persona que haya existido.

Cristo promete perdón y vida eterna a todo pecador que cree en Él y le sigue. Cuando ponemos nuestra fe en Jesús, somos adoptados como hijos de Dios y recibimos su Espíritu que viene a morar en nosotros, y quien nos bendice abundantemente con gozo, paz y dirección. Somos siempre bienvenidos al trono de la gracia, y tenemos acceso a Él en cualquier momento. Él promete escuchar y responder cuando le buscamos con un corazón arrepentido.

No merecemos la invitación del Señor de tener una relación íntima con Él. Sin embargo, por su gracia, Él es tierno y compasivo con nosotros, y nos brinda su cuidado constante. ¡Qué privilegio tan grande es poder acercarnos al trono del Rey, sabiendo que Él escucha, comprende y nos ama!

Palabra Diaria: Señor, gracias por permitirme el galardón de Tu presencia, Tu amor y Tu guía, que entregas, en Tu infinita gracia a todos aquellos que te siguen y te sirven.

Resumen Hebreos 4:

El capítulo 4 de Hebreos se hace eco de un tema común a otras partes del Nuevo Testamento. En otras epístolas, Pablo desafía a varios falsos maestros que afirman que los cristianos han perdido permanentemente algún aspecto de su experiencia cristiana. A menudo se trataba de una afirmación de que la segunda venida de Jesús ya había ocurrido (2 Tesalonicenses 2:1-3; 2 Timoteo 2:17-18). En el capítulo 3, el escritor de Hebreos advirtió al lector que no perdiera el «descanso» ofrecido por Dios a causa de la desobediencia (Hebreos 3:12-13). Aquí, parece estar asegurando a esos mismos lectores que la oportunidad de obtener ese descanso no ha pasado de largo (Hebreos 4:1).

En este capítulo, el escritor enfatiza una vez más que fue la desobediencia, y no un plazo, lo que causó el sufrimiento de Israel. Mucho después de que Moisés y Josué se acercaran a Canaán, escritores como David animaron al pueblo de Israel a entrar en el «descanso» ofrecido por Dios (Salmo 95). Lógicamente, esto significa que el «descanso» proporcionado cuando Josué tomó Canaán no fue una oportunidad única, o algo que ya no estaba disponible (Hebreos 4:8).

La clave de nuestra capacidad para completar nuestro trabajo es la Palabra de Dios, específicamente las Escrituras escritas (Hebreos 4:12). Podemos engañar a los demás (1 Samuel 16:7), e incluso a nosotros mismos (Jeremías 17:9), pero no a Dios (Hebreos 4:13). Como un cuchillo afilado, la Biblia «viva y activa» puede distinguir incluso aquellas cosas que creemos inseparables. Esto es importante, porque todos nuestros pensamientos y acciones serán juzgados por Dios (Mateo 12:36).

Este capítulo se refiere a Josué, que finalmente condujo a Israel a Canaán. Según el capítulo 4 de Hebreos, Dios da a los que le obedecen todo lo necesario para cumplir con las tareas asignadas. Josué obedeció a Dios y descubrió que Cristo estaba de su lado, literalmente (Josué 5:13-15). A diferencia de los que cayeron en la incredulidad, Josué ejemplificó los resultados finales de la fe confiada.

Más Palabra Edificada / El Poder de Su Gracia:

«Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.» 2 Corintios 12:9

«Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús.» 2 Timoteo 2:1

«Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios» Efesios 2:8

«Por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.» Romanos 5:2

«Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.» Romanos 11:6

«Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús» Romanos 3:24

«Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.» Efesios 4:7

«No os dejéis llevar de doctrinas diversas y extrañas; porque buena cosa es afirmar el corazón con la gracia, no con viandas, que nunca aprovecharon a los que se han ocupado de ellas.» Hebreos 13:9

«Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús.» 2 Pedro 1:2

«Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.» 1 Pedro 4:10

» Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.» Santiago 4:6

«Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres» Tito 2:11
«Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia.» Romanos 6:14
«Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos.» Hechos 15:11