Comentario Diario #180: Salmos 34:4-5

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Versículo:

Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. (Salmos 34:4-5)

Comentario:

La alabanza es el medio que encontramos para reconocer y agradecer a Dios por todas sus intervenciones y liberaciones en nuestras vidas, algunas de las cuales ni siquiera nosotros somos capaces de percibir.

Alabar a Dios es reconocer su presencia en los momentos difíciles, trayendo liberación y alivio; y regocijarse, dándonos sustento. El salmista revela su intimidad y es testigo de que buscó al Señor. Más que la solución del problema, Dios ha tratado su condición emocional: «y me libró de todos mis temores».

Dios quiere participar en nuestra vida, no quiere esperar un cierto día u hora para encontrarnos y vernos cumplir una obligación religiosa; su intención es que, cada día y hora de nuestra existencia, haya en nuestros labios una expresión que revele nuestra gratitud y dependencia.

Lo que el salmista registra en el versículo de hoy es que la presencia del Señor es capaz de hacernos diferentes e inconfundibles en medio de una multitud de personas que no son capaces de verlo como un sustentador. Esto implica que cuando alabamos a Dios de forma continua, espontánea y agradecida, reflejamos su presencia en nosotros.

Quiero: «Busca al Señor en todo momento… Vive las liberaciones y los alivios que Él provee y «refleja» su brillo en mi vida!»

Oración:

Señor, quiero buscarte en cada momento de mi vida y agradecerte siempre en alabanza por Tus maravillosas bendiciones.