Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 98

Publicado por
(Lee al final el estudio un devocional de Salmos  98. Esperamos sea de bendición para ti)

Salmo 98 – Alabanza a las maravillas de Dios

El Salmo 98 es un alegre y exuberante canto de alabanza a Dios. Comienza con una invitación a entonar un cántico nuevo al Señor, porque ha hecho cosas maravillosas y ha demostrado Su salvación y justicia al mundo. El salmista hace un llamamiento a todos los pueblos, de todos los rincones de la tierra, para que alcen sus voces en adoración y llenos de júbilo, alaben al Señor con instrumentos y cantos.

Contexto histórico

Algunos eruditos sugieren que el salmo 98 pudo escribirse en el contexto de una victoria o liberación experimentada por los israelitas. Es posible que el salmista se inspirara en un acontecimiento concreto, como una victoria militar o un periodo de paz y prosperidad. Sin embargo, el mensaje del salmo va más allá de cualquier acontecimiento histórico concreto y hace hincapié en la alabanza y la adoración universales a Dios.

Además, el lenguaje y las imágenes empleadas en el Salmo 98 se inspiran en otros pasajes del Antiguo Testamento. Por ejemplo, la llamada del salmista a cantar un cántico nuevo y la mención de la salvación y la justicia de Dios reflejan temas que se encuentran en otros salmos y en la literatura profética. Las referencias a la liberación y el juicio de Dios también se hacen eco de la narración del Éxodo, donde Dios redimió a los israelitas de la esclavitud en Egipto.

En general, aunque el contexto histórico exacto del Salmo 98 puede ser incierto, es probable que surgiera durante el periodo postexílico y refleje un espíritu de adoración y alabanza renovadas entre los israelitas que habían ganado la libertad.

Resumen por versículos:

El Salmo 98 es un canto de alabanza y regocijo por las maravillas que Dios ha hecho. En este salmo, se exhorta a toda la creación a celebrar y adorar al Señor por su fidelidad y salvación.

El salmista comienza invitando a cantar un nuevo cántico al Señor, porque ha hecho maravillas y ha mostrado su salvación. En el versículo 1, se dice:

«Cantad a Jehová cántico nuevo,
Porque ha hecho maravillas;
Su diestra lo ha salvado,
Y su santo brazo.»

El salmo revela la manifestación del poder de Dios y su fidelidad hacia su pueblo. Se menciona cómo Dios ha demostrado su salvación y su justicia ante todas las naciones. En los versículos 2 y 3, se afirma:

«Jehová ha hecho notoria su salvación;
A vista de las naciones ha descubierto su justicia.
Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel;
Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.»

El salmo invita a la creación a regocijarse y a alabar al Señor. Se menciona cómo los ríos, los montes y los mares aplauden y se alegran ante la presencia de Dios. En los versículos 7 y 8, se dice:

«Aclame al Señor la tierra toda;
Prorrumpid y clamad, gozaos y cantad salmos.
Cantad al Señor con arpa;
Con arpa y cántico.»

El salmo concluye con una invitación a toda la creación a unirse en adoración y a reconocer que el Señor es el Rey y el juez de toda la tierra. En el versículo 9, se afirma:

«Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con rectitud.»

Devocional:

Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. (Salmos 98:3)

Uno de los impulsos humanos frecuentes y al alcance de todos es la búsqueda de reconocimiento y admiración. Siempre que ocurre algo bueno, se culmina con éxito un proyecto o se obtiene una victoria, no faltan personas que se atribuyen la responsabilidad del éxito. En este sentido, una vez vi un documental sobre un famoso futbolista en el que se entrevistaba a muchas personas que formaron parte de su historia y daban emotivos testimonios. A lo largo del programa, fue muy interesante conocer los orígenes sencillos del jugador, su lucha contra todo tipo de penurias y privaciones y el atisbo, al final, del éxito de una vida de sufrimiento y dedicación.

Pero lo que realmente me impresionó fue el esfuerzo de cada entrevistado por transmitir la idea de haber sido fundamental en el crecimiento del atleta. Cada uno dijo cómo le había aconsejado, entrenado, guiado y apoyado. En la mayoría de estos relatos, estaba claro que estas personas querían atraerse la admiración pública. Querían que se les considerara responsables de su éxito y que se les reconociera como tales, para que el país les debiera gratitud. En algunos casos, esta actitud incluso empañaba el talento y el empuje del jugador, como si fueran meras consecuencias de las acciones de otros.

El Salmo 98 es un ejemplo diametralmente opuesto de esta actitud de búsqueda de la gloria personal por el éxito de un esfuerzo. El salmista anónimo, en una reacción exultante, se esfuerza por conseguir que el pueblo alabe a Dios por sus logros. Al hacerlo, centra a Dios en sí mismo, colocándose a sí mismo y a sus lectores como espectadores de la gloriosa obra del Señor y como admiradores del Padre todopoderoso y soberano. De hecho, este salmo sólo trata de alabar al Dios digno de todo culto, como si dijera sin palabras que, ante la alabanza al Rey eterno, todos los demás asuntos y preocupaciones pierden su valor y deben quedar en un segundo plano.

Me atrevería a decir que pocas épocas han necesitado tanto oír este mensaje como la nuestra. La arrogancia y la altivez humanas se ven por todas partes y forman, infelizmente, hoy en día y en muchos casos, parte de la educación de las personas desde la cuna.

Para todos los que asumen esta actitud, de estimar en gran medida la gloria personal, debe permanecer la lección del salmo escrito por manos humildes, dependientes de la gracia de Dios, y que también ejemplificó con maestría Juan el Bautista: «Es necesario que él crezca y que yo disminuya» (Jn 3,30).

Oración:

Señor, que sea siempre mi prioridad alabarte y glorificarte en todo aquello que haga. Que encuentre la alegría y la paz que deseas para mi en la obediencia y servicio a Tu voluntad, y que día a día crezca mi humildad, para que también crezca en mi y en mi vida, la bendición de Tu presencia. En El Nombre de Jesús, Amén.