(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 95 . Esperamos sea de bendición para ti)
Salmo 95 – Adoración y alabanza al Señor
Contexto histórico del Salmo 95:
El Salmo 95 es un salmo atribuido a David y se encuentra dentro del libro de los Salmos en la Biblia. Aunque no se proporciona un contexto histórico específico en el texto del salmo, se cree que fue compuesto durante el período en que los israelitas vagaban por el desierto después de su liberación de la esclavitud en Egipto. Es posible que haya sido utilizado en el contexto de la adoración y la alabanza en el tabernáculo o en el templo de Jerusalén.
Resumen del Salmo 95:
El Salmo 95 es un llamado a la adoración y a la reverencia hacia Dios. El salmista invita a la congregación a cantar y regocijarse, reconociendo a Dios como el gran Rey y el Creador del universo. A través de sus versículos, el salmo revela la importancia de la obediencia, la advertencia contra la incredulidad y la necesidad de rendir nuestros corazones a Dios.
El salmista comienza el salmo invitando a la adoración y a la exaltación de Dios como el gran Rey. En los versículos 1 y 2, se dice:
«Oh, venid, cantemos a Jehová;
Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación.
Lleguemos ante su presencia con alabanza;
Aclamémosle con cánticos.»
El salmo también recuerda al pueblo de Israel su experiencia en el desierto y la necesidad de confiar en Dios. Se advierte contra la incredulidad y la dureza de corazón. En los versículos 7 y 8, se afirma:
«Porque él es nuestro Dios;
Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano.
Si oyereis hoy su voz,
No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba,
Como en el día de Masah en el desierto.»
El salmo enfatiza la importancia de la obediencia y la adoración sincera. Se insta a la congregación a seguir los caminos de Dios y a no repetir los errores de sus antepasados. En los versículos 6 y 9, se dice:
«Oh, venid, adoremos y postrémonos;
Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor.»
«Cuando vuestros padres me tentaron,
Me probaron, y vieron mis obras.»
El salmo concluye con una advertencia sobre las consecuencias de la incredulidad y la desobediencia, y una exhortación a confiar en Dios y a seguir sus caminos. En los versículos 10 y 11, se dice:
«Por tanto, juré en mi furor
Que no entrarían en mi reposo.»
En Resumen, el Salmo 95 es un himno de alabanza y adoración que exhorta a toda la creación a alabar y reverenciar a Dios, el Creador supremo.
El Salmo advierte contra la incredulidad y la dureza de corazón, basándose en el ejemplo de los israelitas en el desierto, que murmuraron y se rebelaron contra Dios. Este episodio sirve como una advertencia sobre la importancia de la fe y la obediencia.
El Salmo concluye reafirmando la llamada a la adoración y la reverencia a Dios, invitando a inclinarse y postrarse ante Él. En resumen, el Salmo 95 nos recuerda la importancia de adorar a Dios con humildad y gratitud, evitando la incredulidad y la obstinación, y reconociendo la supremacía de Dios sobre todas las cosas.
Devocional:
Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. (Salmos 95:3-5)
A partir del tercer versículo del salmos 95, el salmista está hablando acerca de los motivos básicos por los que todo el mundo debería dar gracias y alabar a Dios. Esto se aplica no sólo a los creyentes, sino a todas las personas. Cada persona tiene la responsabilidad de alabar a Dios. En Romanos 1, el apóstol Pablo dice que una de las acusaciones que hace Dios en contra del pueblo es «ya que, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias» (Romanos 1:21a). No reconocieron la relación que tenían con Él. A mí me sorprende continuamente que muchas personas puedan ser tan ciegas ante el hecho de que no son, como se imaginan con frecuencia que son, criaturas independientes que se abren su propio camino en la vida. Muchos sin reparar en su error, dan por sentado todas las fuerzas que los mantienen vivos y hablan de manera jactanciosa de que son personas auto suficientes, de manera afectada en la vida, como si no hubiese nadie a quien se le hubiera que reconocer como la fuente de la fortaleza verdadera y última del hombre y Su poder y capacidad; dones, habilidades.
Y allí se fundamente la base de esta apelación hecha por el salmista: sin importar cómo nos sintamos o cómo pueda ser nuestra actitud respecto a Dios, estamos limitados, como criaturas que dependemos de Su amor y gracia, al menos a darle gracias como nuestro Creador. El Salmo 96:8 dice: «Dad a Jehová la honra debida a su nombre». Dios merece siempre nuestra gratitud, no sólo cuando nos apetece mostrarla. Es algo que deberíamos hacer por amor a Su nombre. Sin duda haría una gran diferencia en nuestra adoración si recordásemos que la alabanza no es algo que sencillamente refleja nuestros sentimientos pasajeros, sino algo que deberíamos hacer sencillamente porque Dios nos creó y nosotros no podemos vivir un solo momento sin Él.
Oración:
Amado Dios, hoy me acerco a Ti con un corazón lleno de gratitud y asombro por tu grandeza como Autor y Rey de todo lo creado. En medio tu asombrosa creación, reconozco tu poder y majestuosidad. Eres el Dios de todas las cosas, desde las montañas más altas hasta los océanos más profundos. Tú sostienes el mundo en la palma de tu mano y gobiernas con autoridad y justicia. Mi alma se regocija al contemplar la maravilla de tu creación y reconocer que todo lo que existe es producto de tu amor y sabiduría. Gracias, Seño, por mostrarme tu poder y gloria a través de tu creación. Permíteme vivir cada día con gratitud y obediencia hacia ti, sabiendo que eres el Rey eterno y el único digno de adoración. En El Nombre de Jesús, Amén.