Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 79

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 79. Esperamos sea de bendición para ti)

Explicación y significado del Salmo 79

El Salmo 79 atribuido al salmista Asaf, es una lamentación que expresa el dolor y la angustia del pueblo de Israel después de la destrucción de Jerusalén y la desolación del templo.

El Salmo 79 comienza con una súplica al Señor para que tenga misericordia y se compadezca de su pueblo. El salmista describe la devastación de Jerusalén y cómo los enemigos han profanado el templo y han dejado los cuerpos de los santos esparcidos por las calles:

«¡Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad;
Han profanado tu santo templo;
Reducieron a Jerusalén a escombros.
Dieron los cadáveres de tus siervos por comida
A las aves de los cielos,
La carne de tus santos a las bestias de la tierra» (Salmo 79:1-2).

El salmista muestra su profundo pesar por la situación y hace un llamado a Dios para que tome venganza de las naciones paganas que han causado esta destrucción:

«Derrama tu ira sobre las naciones que no te conocen,
Y sobre los reinos que no invocan tu nombre» (Salmo 79:6).

El salmista reconoce que el sufrimiento del pueblo de Israel es consecuencia de sus propios pecados y rebelión contra Dios:

«Porque han devorado a Jacob,
Y han asolado su morada.
No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados;
Vengan pronto tus misericordias, pues estamos muy abatidos» (Salmo 79:7-8).

A lo largo del salmo, el salmista intercede ante Dios, rogando por su perdón y restauración. Pide que Dios intervenga en favor de su pueblo y muestre su poder a las naciones vecinas:

«No nos tomes a cuenta las iniquidades de nuestros padres;
Atrápennos pronto tus misericordias,
Porque estamos muy abatidos.
Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre;
Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre» (Salmo 79:8-9).

El salmo concluye con una afirmación de fe y confianza en el Señor. El salmista espera que Dios actúe en favor de su pueblo para que ellos puedan darle gracias y alabanza:

«Mas nosotros, tu pueblo y ovejas de tu prado,
Te alabaremos para siempre;
De generación en generación cantaremos tus alabanzas» (Salmo 79:13).

En cuanto al contexto histórico, se cree que este salmo fue escrito después de la destrucción de Jerusalén y del templo por parte de los babilonios en el año 586 a.C. Durante este período, el pueblo de Israel fue llevado al exilio en Babilonia, y Jerusalén quedó en ruinas. Es en este contexto de desolación y sufrimiento que el salmista Asaf compone este lamento, expresando el dolor del pueblo y su clamor por la restauración y el perdón divino.

En resumen, el Salmo 79 es una lamentación que expresa el sufrimiento y la angustia del pueblo de Israel después de la destrucción de Jerusalén. El salmista clama a Dios por su misericordia y perdón, y pide que intervenga en favor de su pueblo. Aunque reconocen la culpa de Israel, confían en la fidelidad y el poder de Dios para restaurar y liberar a su pueblo.

Devocional:

Ayúdanos, oh Dios de nuestra salvación, por la gloria de tu nombre; Y líbranos, y perdona nuestros pecados por amor de tu nombre. (Salmos 79:9)

Hay lugares donde la persecución religiosa ha sido la causa de muchas muertes e injusticias. Se invaden iglesias y se agrede a sus miembros. Se dictan órdenes de detención sin motivos convincentes ni derecho a la defensa. Se obliga a los cristianos a reunirse en secreto y muchos tienen que esconderse incluso de sus propias familias. Son situaciones que desafían a la fe, pero no pueden doblegar al fiel siervo de Cristo.

El clamor por la justicia y la ansiedad por verla en acción revelan el deseo del salmista de que le devuelvan lo que le arrebataron violentamente. Con la ciudad y el templo destruidos, el pueblo pasó por un momento muy difícil, pero necesario. A diferencia de tantos que son perseguidos sin causa, también hay quienes provocan su propia desgracia. La corrupción nacional se había apoderado de quienes debían responder a la llamada del Señor con temor y temblor. Asaf sabía que sólo era cuestión de tiempo que el Señor actuara. Sin embargo, en su anhelo, su corazón clamó: «¿Hasta cuándo, Señor?» (v.5).

Del mismo modo, en un mundo manchado por el pecado y desprovisto de la gloria de Dios, sabemos que sólo es cuestión de tiempo que el Señor manifieste su juicio. Pero, como Asaf, nuestros corazones desfallecen de anhelo y preguntan: «¿Hasta cuándo, Señor?». «Muchos serán purificados, emblanquecidos y probados» (Dan 12,10), mediante la persecución y la aflicción. Privados incluso de las necesidades más básicas y «sumamente afligidos» (v.8), hay miles de voces que claman en este mismo momento: «¡Ayúdanos, oh Dios y Salvador nuestro!».

No sabemos cuánto dura nuestra redención. Pero debemos caminar confiados en la fiel promesa: «Ciertamente vengo pronto» (Ap.22:20). Aunque seamos perseguidos, heridos y abatidos, nuestro Salvador vendrá de lo alto, por lo que «daremos gracias eternamente» (v.13). ¡Velemos y oremos!

¡Buenos días, fieles siervos del Señor!

Oración:

Gracias Señor pues en medio de la desolación y el sufrimiento que oscurece al mundo de hoy, confiamos en ti, sabiendo que Tus misericordias y promesas serán Palabra segura, cumplida en Tu tiempo perfecto, para brindar al hombre la verdadera felicidad que solo se halla en Tu Reino de justicia, amor y paz. En El Nombre de Jesús, Amén.