Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 55

Publicado por
(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 55. Esperamos sea de bendición para ti)

Explicación y significado del Salmo 55

El Salmo 55 es un clamor sincero de ayuda y liberación en medio de la traición y la confusión. Se atribuye a David, que experimentó una profunda angustia y el dolor de la traición a lo largo de su vida. Este salmo aborda varios temas significativos que brindan al creyente lecciones importantes sobre la resilencia basada en la confianza en Dios en momentos de dificultad. Exploremos los temas principales que se encuentran en el Salmo 55.

1. Angustia y traición:

El salmo comienza con una expresión de la profunda angustia del salmista y del peso de la traición experimentada: «Escucha, oh Dios, mi oración, Y no te escondas de mi súplica. Está atento, y respóndeme; Clamo en mi oración, y me conmuevo» (Salmo 55:1-2). Este versículo refleja la agitación emocional del salmista y el dolor causado por la traición de un amigo íntimo. Sirve como recordatorio de que, nunca estaremos exentos, de que nuestra buena fe o confianza en otros sea soslayada y traicionada, pero en esos momentos siempre podremos acudir a Dios en oración y derramar la decepción de nuestro corazón ante Él, para que sane nuestro dolor.

2. Anhelo de refugio:

A lo largo del salmo, el salmista expresa un profundo anhelo de escapar de la situación, no sólo en términos físicos, sino emocionales, pues desea encontrar refugio para que su corazón angustiado y derrotado por la deslealtad de otros, halle nuevamente calma y sosiego: «Y dije: ¡Quién me diese alas como de paloma! Volaría yo, y descansaría.» (Salmo 55:6). Este versículo transmite el deseo de alivio y paz del salmista.

3. Confía en la Fidelidad de Dios:

En medio del caos y el dolor, los salmos siempre dan cuenta de que sus autores no dudaban en instancia casi vital, acudir al Señor apenas avisoraban los panoramas de oscuridad que empañarían los pasos en su vida. El socorro inmediato, en el caso del salmos 55 al que acude David se evidencia en el versículo 22, cuando declara uno de los pasajes más inspiradores de todos los salmos: «Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo». Este versículo da cuenta de la confianza del salmista en la capacidad de Dios para sostenerlo y librarlo.

4. La certeza en la justicia de Dios:

El salmista encuentra consuelo en la certeza que Dios, aún siendo infinitamente misericordioso, también será infinitamente justo y perfecto en su juicio sobre los impíos. En el versículo 23 proclama: «Mas tú, oh Dios, harás descender aquellos al pozo de perdición. Los hombres sanguinarios y engañadores no llegarán a la mitad de sus días; Pero yo en ti confiaré». Este versículo Nos recuerda que Dios es un juez justo que hará que los que infunden y promueven el mal, rindan cuentas de sus actos.

5. Entregarse al cuidado de Dios:

El salmista concluye con una llamada a entregar las cargas a Dios y confiar en Su cuidado: «Pero yo en ti confiaré.» (Salmo 55:23b). Esta afirmación refleja la decisión del salmista de depositar su confianza en Dios, a pesar de las dificultades que ponían a prueba la fe y la gracia en su corazón. Nos sirve de recordatorio para que entreguemos nuestras preocupaciones, ansiedades y cargas a Dios, sabiendo que Él es nuestra fuente última de fortaleza y protección.

El Salmo 55 revela las crudas emociones de la traición, la angustia y el anhelo de liberación. Nos enseña a acudir al Señor en tiempos difíciles, a confiar en Su fidelidad y a encontrar consuelo en Su presencia. Nos recuerda que, incluso ante la traición de otros, podemos depositar nuestra confianza Su justicia y entregarle con certeza de libramiento, todas nuestras cargas. Que este salmo nos inspire a buscar el consuelo de Dios y a encontrar esperanza en Su amor perfecto e indestructible.

Devocional:

Él redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí, Aunque contra mí haya muchos. (Salmos 55:18)

El contexto de este Salmo era uno de los más tristes para David y, creo, una de las causas que más afligen el corazón de los justos. No bastaba con tener que vérselas con enemigos declarados, David tuvo que enfrentarse a la profunda tristeza de vivir con amigos íntimos cuya «boca era más suave que la mantequilla, pero en sus corazones había guerra» (v. 21). Siendo un hombre temeroso de Dios, sabía identificar el odio intencionado. Sin embargo, le consumía de tristeza: «Estoy perplejo en mi queja y estoy turbado» (v.2).

El lamento del salmista por la traición de sus amigos era una pena experimentada por muchos siervos de Dios. El profeta Jeremías, por ejemplo, siendo fuertemente perseguido y amenazado por su propio pueblo, rezó una oración muy parecida a la del salmo de hoy (Jer.18:18-23), y el Señor mismo le advirtió, diciendo: «Porque incluso tus hermanos y la casa de tu padre, ellos mismos te tratan a traición; ellos mismos te persiguen a grandes gritos. No confíes en ellos, aunque te digan cosas buenas» (Jer 12,6).

En Su ministerio terrenal, Jesús tuvo que enfrentarse a una situación similar. Entre las multitudes que le seguían, había corazones endurecidos. E incluso entre Sus discípulos, uno que le traicionaría con palabras suaves (v.21) y con un beso (Mt.26:49). Judas representa la clase de falsos amigos de los que habló David. Son los que conservan malos sentimientos en su corazón, pero se esfuerzan por manifestar una apariencia de piedad. Sin embargo, en la experiencia de David, Jeremías y tantos otros, todo siervo fiel y sincero de Dios debería encontrar consuelo. Pues así como Él les ayudó a identificar la falsedad y les libró de todo mal, seguramente el mismo Dios abrirá hoy los ojos de los justos y les librará de peligros ocultos.

Como veis, amados, no formemos parte de esta clase que actúa con impiedad. Mejor ser perseguidos que ser perseguidores de nuestros hermanos. Porque como fue el fin de Judas, así será el fin de los que rechazan la voz del Espíritu Santo. Sólo hay un camino que podemos utilizar, y David lo describió bien: «Pero yo invocaré a Dios, y el Señor me salvará. Tarde, mañana y mediodía presentaré mis quejas y me lamentaré, y él escuchará mi voz» (vv.16-17). Cuando era perseguido por sus propios amigos, David rezaba. Cuando fue amenazado de muerte por sus admiradores, Jeremías rezó. Cuando se acercaba la hora de la traición, Jesús rezó. Así pues, no entregues tu corazón a la venganza, sino «Encomienda al Señor tu cuidado, y él te sostendrá; nunca dejará que el justo sea sacudido» (v. 22). ¡Velemos y oremos!

¡Feliz día, imitadores de Cristo!

Oración:

Señor, guía mi vida por Tu justicia, y que aún ante la traición o la decepción de otros, encuentre en Ti el consuelo y la fuerza para perdonarlos y seguir adelante. En El Nombre de Jesús, Amén.