Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 138

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos  138. Esperamos sea de bendición para ti)

Salmo 138: Acción de Gracias y Alabanza con Humildad

El Salmo 138 es una hermosa expresión de sincera alabanza y acción de gracias a Dios. Se atribuye al rey David y recoge su profunda devoción y gratitud hacia el Señor. En este salmo, David exalta la fidelidad de Dios, su amor inconmovible y el poder de Su Palabra. Exploremos los temas y mensajes clave de este salmo.

El versículo 1 comienza con una declaración de alabanza de David y su intención de dar gracias a Dios de todo corazón. Reconoce que alabará al Señor no sólo en una manifestación pública, sino también desde si mismo en Su alabanza privada y hasta en presencia de seres celestiales. Esto marca el tono del salmo y pone de relieve la sinceridad y profundidad de la adoración de David.

En los versículos 2 y 3, David expresa su admiración y gratitud por la fidelidad y el amor inagotable de Dios. Declara que se inclinará en Su templo santo, reconociendo Su soberanía y majestad. David reconoce que Dios ha exaltado Su propio nombre y Su Palabra por encima de todo. Atestigua que cuando invocó al Señor, Él le respondió y le fortaleció con valentía y voluntad renovadas.

Pasando a los versículos 4 y 5, David se maravilla ante el alcance de la gloria y la grandeza de Dios. Declara que todos los reyes de la tierra le alabarán y le adorarán cuando oigan sus palabras. David reconoce que, aunque está rodeado de dificultades, Dios le preserva y le libra de sus enemigos. Esto sirve como testimonio de la fidelidad del Señor y de Su capacidad para proteger y proveer a Su pueblo.

En los versículos 6 y 7, David expresa su confianza en el amor firme y la fidelidad del Señor. Afirma que, aunque Dios es excelso, sigue teniendo en cuenta a los humildes y a los humillados. David confiesa que, incluso en medio de la tribulación, la diestra de Dios le libra. Reconoce que el amor de Dios perdura para siempre y que Su fidelidad es constante.

En los versículos 8 y 9, David apela a la guía y protección continuas de Dios. Pide al Señor que cumpla Su propósito para con él y que no abandone la obra de Sus manos. David reconoce que el amor y la fidelidad de Dios perduran para siempre.

El salmo concluye con una rotunda afirmación de la bondad de Dios y el compromiso de alabarle. David declara que dará gracias a Dios de todo corazón, cantándole alabanzas y reconociendo que el amor firme y la fidelidad del Señor superan todas las limitaciones del hombre, por lo que proclama que Sólo El Señor es digno de alabanza.

El Salmo 138 sirve de poderoso mensaje para recordar la importancia de alabar y dar gracias a Dios. Destaca los atributos de Dios que evocan asombro y gratitud como: Su fidelidad, Su amor infalible y Su soberanía. Las experiencias personales de David sobre la liberación y la provisión de Dios sirven de testimonio de su poder y su bondad.

Este salmo exhorta a los creyentes a acercarse a Dios con sincera devoción y a confiar en Su fidelidad y amor. Nos recuerda que, incluso en los momentos difíciles y de prueba, Dios es nuestro protector y liberador y al mismo tiempo nos anima a alabar y dar gracias de todo corazón al Señor por Su inalterable presencia y guía en nuestras vidas.

En resumen, el Salmo 138 es una sentida expresión de alabanza y acción de gracias. Destaca la fidelidad, el amor y el poder de Dios, así como la inquebrantable devoción y confianza del salmista en Él. Este salmo sirve de estímulo para que los creyentes reconozcan y celebren los atributos de Dios y ofrezcan alabanzas y acciones de gracias sinceras en todas las circunstancias.

Devocional:

Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos. (Salmos 138:8)

La confianza que el salmista expresaba en estas palabras era divina. El salmista no dijo: «Tengo suficiente gracia para perfeccionar lo que me concierne. Mi fe es tan firme que no vacilaré; mi amor es tan ardiente que nunca se enfriará; mi resolución es tan firme que nada la sacudirá». No, la dependencia del salmista era sólo del Señor. Si cultivamos cualquier confianza que no esté fundada en la Roca de las Edades, esa confianza es peor que un sueño. Caerá sobre nosotros y, para nuestra tristeza y confusión, quedaremos cubiertos por sus ruinas. El tiempo demostrará que esa confianza traerá la vergüenza eterna a todos los que se la atribuyan.

El salmista era sabio; sólo confiaba en la obra del Señor. Fue el Señor quien comenzó la buena obra en nosotros. Él la ha mantenido hasta ahora. Si Él no la completa, nunca estará terminada. Si, en la vestidura celestial de nuestra justicia, hay algún punto que debamos hacer nosotros mismos, entonces estamos perdidos; pero ésta es nuestra confianza: el Señor, que comenzó la buena obra, la perfeccionará. La ha hecho completamente, debe hacerla completamente y la hará completamente.

Nuestra confianza no puede estar en lo que hemos hecho nosotros, sino completamente en lo que hará el Señor. La incredulidad insinúa: «Nunca podrás mantenerte firme. Mira la maldad de tu corazón; nunca podrás vencer al pecado. Recuerda los placeres del pecado y las tentaciones del mundo que te rodea; seguro que te cautivarán y te llevarán por mal camino».

Sí, realmente pereceríamos si confiáramos en nuestras propias fuerzas. Si tuviéramos que gobernar solos nuestras frágiles naves a través de un mar tan agitado, probablemente nos rendiríamos desesperados. Pero, alabado sea Dios, Él llevará a buen puerto lo que nos concierne y nos conducirá sanos y salvos al puerto deseado (Salmo 107:30). Cuando confiamos sólo en Él, nunca nos confiamos demasiado; y nunca cargamos con demasiadas preocupaciones.

Oración:

Señor reconozco que mi confianza no debe estar en mis propias fuerzas o habilidades, sino en Ti, el Autor y Consumador de mi fe. Perdóname por las veces en que he confiado en mí mismo y he dudado de Tu poder y fidelidad. Te pido que completes la obra que has comenzado en mí, llevándome hacia adelante y perfeccionándome en Tu gracia. Ayúdame a confiar en que Tú cumplirás Tu propósito en mi vida, y a descansar en Tu misericordia eterna. En cada paso del camino, que mi confianza esté plenamente puesta en Ti. En el nombre de Jesús, Amén.