Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 127

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos  127. Esperamos sea de bendición para ti)

El Salmo 127: La Importancia de la Bendición de Dios en la Familia y el Trabajo

El Salmo 127 es un himno sabio que destaca la importancia de la dependencia de Dios en todas las áreas de la vida. En este Salmo, el salmista reconoce que, sin la bendición y la dirección de Dios, todos nuestros esfuerzos son en vano.

El Salmo comienza afirmando que si el Señor no construye la casa, los constructores trabajan en vano. Esto no solo se refiere a la construcción física de un hogar, sino también a la construcción de cualquier empresa o proyecto en la vida. El salmista nos recuerda que necesitamos la guía y la provisión de Dios para lograr el éxito duradero.

Además, el Salmo destaca la importancia de la familia y los hijos como una herencia y una bendición de Dios. El salmista afirma que los hijos son como flechas en manos de un guerrero, y aquel que tiene muchos de ellos es bendecido. Esto resalta la idea de que los hijos son un regalo de Dios y que criarlos en el temor y la reverencia del Señor es fundamental.

La Casa Edificada por Dios

El Salmo 127 comienza con una afirmación fundamental: «Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican.» (Salmo 127:1). Esta declaración enfatiza la dependencia en Dios como el verdadero constructor y fundador de cualquier empresa, ya sea una familia o un proyecto de vida. La casa edificada por Dios está destinada al éxito y a la prosperidad.

La Inutilidad de los Esfuerzos Humanos

El Salmo 127 continúa con una afirmación sobre la inutilidad de los esfuerzos humanos sin la bendición de Dios: «Inútil es que os levantéis muy de mañana, y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores.» (Salmo 127:2). Estos versículos subrayan que los esfuerzos humanos sin la guía y la bendición de Dios pueden ser en vano y traer ansiedad en lugar de satisfacción.

Los Hijos como Herencia del Señor

El Salmo 127 incluye una afirmación sobre los hijos como una herencia y una bendición de parte de Dios: «He aquí, herencia de Jehová son los hijos; cosa de estima el fruto del vientre.» (Salmo 127:3). Este verso destaca la importancia de la familia y los hijos como una bendición divina, y cómo deben ser valorados y cuidados como un regalo de Dios.

El Arquero y sus Flechas

El Salmo 127 utiliza la imagen del arquero y sus flechas para ilustrar la bendición de tener hijos: «Como saetas en mano del valiente, así son los hijos habidos en la juventud. Bienaventurado el hombre que llenó su aljaba de ellos.» (Salmo 127:4-5). Esta metáfora sugiere que los hijos son como flechas en manos de un valiente guerrero, y que un hombre es bendecido cuando tiene una «aljaba» llena de ellos.

Relevancia Actual

El Salmo 127 tiene una relevancia continua en la vida de los creyentes. Nos recuerda la importancia de depender en Dios en todas las áreas de la vida, incluyendo la familia y el trabajo. También destaca la bendición de tener hijos y cómo deben ser valorados y criados con atención y amor.

En resumen, el Salmo 127 es un cántico que celebra la importancia de la bendición divina en la familia y en el trabajo. Este Salmo subraya la dependencia en Dios como el verdadero constructor y fundador de cualquier empresa, y destaca la bendición de tener hijos como una herencia de parte de Dios. Es un recordatorio de que, a través de la confianza en Dios, nuestras vidas y familias pueden prosperar y ser una fuente de alegría y satisfacción.

Devocional:

Si Jehová no edificare la casa, En vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, En vano vela la guardia. (Salmos 127:1)

Benjamín Franklin, famoso político estadounidense que sentó las bases de la democracia en su país, citó estas palabras iniciales del Salmo 127 en un desafío al Congreso Continental de 1787. Dijo entonces

¿Acaso imaginamos que ya no necesitamos la ayuda [de Dios]? He vivido, señor, mucho tiempo, y cuanto más vivo, más pruebas convincentes veo de esta verdad: que Dios gobierna en los asuntos de los hombres. . . [y que] sin su ayuda concurrente no tendremos más éxito en esta construcción política que los Constructores de Babel:

Franklin comprendió que la dirección y la bendición de Dios sobre la nueva nación de los Estados Unidos eran esenciales para que ella tuviera éxito. El esfuerzo humano, por sí solo, producirá poco o ningún efecto duradero en la vida. La lógica es simple, pero muchos la pasan por alto.

Me encanta la historia real de otro gran emprendedor famoso, Henry Ford que, mientras conducía solo hacia su trabajo un día por la campiña de Michigan, se encontró con un hombre cuyo Ford Modelo T se había averiado. El hombre estaba agachado bajo el capó, intentando averiguar qué le pasaba al vehículo. Ford se detuvo y le preguntó si podía echar un vistazo; en sólo unos segundos había hecho un ajuste y conseguido que el coche volviera a funcionar. El agradecido propietario dijo: «Estoy asombrado de su habilidad; ha arreglado mi coche tan fácilmente». Ford se rió: «Debería ser capaz de arreglarlo; soy quien lo diseñó». Puesto que Dios diseñó a la humanidad, lo mismo ocurre con nosotros. Es algo sencillo para el Diseñador, cuando por fin nos acordamos de pedirle ayuda, hacer los ajustes necesarios para arreglar lo que sea que esté mal en nosotros.

Confíemos en nuestro Padre Celestial y en Su guía, pues como un político destacado o un mecánico habilidoso, el nos ha diseñado y conoce cómo repara cualquier desperfecto de nuestra vida.

Oración:

Señor, te pedimos de nuevo que hagas los ajustes que sean necesarios en nuestras vidas hoy. Nos entregamos con humildad y obediencia a Ti, sabiendo que sólo así nuestros esfuerzos serán duraderos. En El Nombre de Jesús, Amén.