Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 123

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos  123. Esperamos sea de bendición para ti)

El Salmo 123: Un Canto de Súplica y Humildad ante Dios

El Salmo 123 es un breve pero significativo cántico de súplica que se encuentra en el Libro de los Salmos en la Biblia. Este Salmo es parte de una colección de Salmos conocidos como los «Cánticos de los Grados» o «Cánticos de Ascenso.» Estos Salmos eran utilizados por los peregrinos que se dirigían a Jerusalén para las festividades religiosas y reflejan temas de súplica, humildad y dependencia de Dios.

La Súplica al Señor

El Salmo 123 comienza con una súplica al Señor: «A ti alcé mis ojos, a ti que habitas en los cielos.» (Salmo 123:1). El salmista reconoce que su mirada y esperanza están puestas en Dios, el Soberano que habita en los cielos. Esta apertura establece el tono del Salmo, enfocándose en la súplica humilde y la dependencia del Señor.

La Actitud de Siervos ante sus Señores

El Salmo 123 compara la actitud de los siervos hacia sus señores con la relación entre el pueblo de Dios y el Señor: «He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, hasta que tenga misericordia de nosotros.» (Salmo 123:2). Esta comparación resalta la humildad y la expectativa del salmista, quien busca la misericordia divina de manera similar a cómo un siervo busca la benevolencia de su señor.

La Súplica de Misericordia

El Salmo 123 continúa con una súplica específica de misericordia: «Ten misericordia de nosotros, Jehová, ten misericordia de nosotros; porque estamos muy hastiados de menosprecio.» (Salmo 123:3). El salmista reconoce la necesidad de misericordia divina debido al menosprecio y el desprecio que enfrentan. Esta súplica refleja la experiencia de aflicción y busca la compasión de Dios.

Relevancia Actual

El Salmo 123 tiene una relevancia continua en la vida de los creyentes. Nos recuerda la importancia de la humildad y la dependencia de Dios en nuestras vidas. También destaca la realidad de enfrentar menosprecio y desprecio en el mundo y la necesidad de buscar la misericordia divina.

En resumen, el Salmo 123 es un canto de súplica y humildad ante Dios. Este Salmo resalta la importancia de poner nuestra mirada y esperanza en el Señor, buscando Su misericordia con humildad y dependencia. Es un recordatorio de que, incluso en momentos de menosprecio y desprecio, podemos acudir a Dios en busca de compasión y refugio.

Devocional:

He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores, Y como los ojos de la sierva a la mano de su señora, Así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios, Hasta que tenga misericordia de nosotros. (Salmos 123:2)

Este salmo resalta la importancia de escuchar y prestar atención al Señor. David utiliza la imagen de un siervo, o esclavo, que espera y vigila atentamente la mesa del banquete de su amo para ilustrar esta verdad. Siempre que el amo dirige una mirada al siervo y le hace algún gesto, el buen siervo está atento y responde de buena gana. Nuestra relación con nuestro Señor también debería ser como la de un esclavo con su amo. Sí, nos convertimos en hijos de Dios cuando le entregamos nuestras vidas y Él es nuestro Padre celestial, pero también seguirá siendo siempre Dios Todopoderoso y nuestro Amo.

Una relación de esclavo a amo aporta una gran libertad en un sentido, aún cuando parezca lo contrario en esta relación de desigualdad como en otros tiempos seguramente se manifestada. Pero veamos desde este punto de pista: un esclavo no sufre con ningún delirio de autosuficiencia. Encontramos la paz cuando por fin comprendemos que necesitamos a Dios como un esclavo necesita a su benévolo amo que le ha prometido cuidarle excelentemente. El apóstol Pablo escribió: «Mi Dios suplirá todas vuestras necesidades conforme a sus riquezas en gloria» (Fil. 4:19). Durante siglos, los creyentes se han animado unos a otros con este dicho lleno de verdad: «Donde Dios guía, Él siempre provee». Si está tratando de hacer la voluntad de Dios, Él le proveerá a cada paso del camino, de modo que si una puerta no se abre, otra lo hará.

George Mueller, gran predicador inglés, fue un hombre de Dios que entendió bien Filipenses 4:19. Comenzó un día en que se sintió conmovido al mirar por las calles de Bristol, Inglaterra, y ver a cientos de niños sin hogar. Con sólo 2 peniques (unos 3 céntimos) en el bolsillo, rezó y, en obediencia a Dios, fundó un orfanato. Durante los 60 años siguientes, George Mueller cuidó y crió a más de 10.000 huérfanos. Mueller contaba historias asombrosas de oraciones contestadas. Llevaba un registro diario de oraciones que llenaba más de 3.000 páginas y anotaba más de 30.000 oraciones específicas contestadas. Una de las más conocidas fue la noche en que no había comida en el orfanato para dar de desayunar a los niños. Pero a las 3 de la mañana, un panadero llamó y dijo: «No puedo dormir. Voy a bajar a la panadería a hacer pan. ¿Le parece bien que le lleve un poco esta mañana?». Dio la casualidad de que un camión de leche se averió delante del orfanato un día en que no tenían leche. El conductor del camión se acercó a la puerta y dijo: «Esta leche se va a echar a perder. ¿Le vendría bien un poco?». Una y otra vez, 30.000 veces, en 60 años, Dios respondió a las oraciones de George Mueller. Las oraciones obtienen resultados: «Este pobre hombre clamó, y el Señor le escuchó; y le libró de todas sus angustias» (Salmo 34:6).

Oración:

Señor, por favor, danos ojos espirituales para ver lo que Tú quieres que hagamos este día por Ti y para Tu eterna gloria y honra. En El Nombre de Jesús, Amén.