Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 108

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos  108. Esperamos sea de bendición para ti)

Salmo 108- Entrega al Señor

El Salmo 108 es un himno de alabanza y súplica que combina elementos de dos salmos anteriores: el Salmo 57 y el Salmo 60. Este salmo es atribuido al rey David y se divide en tres partes distintas, cada una con su propio enfoque y mensaje.

La primera parte del salmo (versículos 1-5) es una expresión de alabanza y entrega a Dios. El salmista proclama su corazón firme y decidido, listo para alabar y cantar himnos de adoración a Dios. Él declara su confianza en la fidelidad y el amor de Dios, y reconoce que la grandeza de Dios se extiende más allá de los cielos. En medio de las naciones, el salmista exalta a Dios y declara que su misericordia es más alta que los cielos y su verdad alcanza las nubes. Esta primera sección del salmo nos enseña la importancia de alabar y adorar a Dios con todo nuestro ser, reconociendo su grandeza y su amor eterno.

La segunda parte del salmo (versículos 6-9) consiste en una súplica al Señor en busca de ayuda y victoria sobre los enemigos. El salmista clama a Dios para que extienda su poder y lo asista en la batalla contra sus adversarios. Pide a Dios que le ayude a tomar posesión de los territorios asignados a su pueblo y a establecer un reino seguro y protegido. El salmista reconoce que la ayuda humana es inútil sin la intervención divina, y deposita su confianza en Dios para obtener la victoria. Esta sección del salmo nos enseña a buscar a Dios en tiempos de adversidad y a confiar en su poder para vencer los obstáculos y enemigos que enfrentamos.

La tercera parte del salmo (versículos 10-13) es una expresión de confianza y gratitud hacia Dios. El salmista declara que solo con la ayuda de Dios pueden lograrse grandes hazañas y obtener la victoria. Atribuye todo éxito y triunfo a la fidelidad y el poder de Dios. El salmista confía en que Dios cumplirá sus propósitos y promesas, y expresa su deseo de que Dios actúe con poder y lleve a cabo su voluntad en la vida del pueblo. Esta parte final del salmo nos enseña a confiar en Dios en todas las circunstancias y a reconocer que todo lo que logramos es gracias a su gracia y poder.

En resumen, el Salmo 108 es un himno de alabanza y súplica que combina elementos de confianza, entrega y gratitud hacia Dios. A través de sus tres partes, el salmo nos enseña la importancia de alabar y adorar a Dios con todo nuestro ser, confiar en su poder y buscar su ayuda en tiempos de adversidad, y reconocer que todo logro y victoria proviene de su fidelidad y amor. Este salmo nos anima a depositar nuestra confianza en Dios y a buscar su voluntad en todas las áreas de nuestra vida.

Devocional:

Porque más grande que los cielos es tu misericordia, Y hasta los cielos tu verdad. (Salmos 108:4)

Como otro Salmo de David, el Salmo 108 contiene palabras de los Salmos 57 y 60. La victoria tan celebrada y anunciada por David se refuerza una vez más en un canto de gratitud y adoración al Señor exaltado «por encima de los cielos» (v.5). Como rey y guerrero, David había ensayado muchas conquistas bajo la fuerza que ningún poderoso combatiente podía someter: «porque del Señor es la guerra» (1 Sam.17:47). Al derrotar al gigante Goliat, herir a doscientos filisteos, sobrevivir a la feroz persecución de Saúl y masacrar a los adversarios de su pueblo, David reconoció en cada acto la poderosa mano de Dios a su favor.

Nunca fue plan del Señor las guerras y la destrucción, pues Él es el «Príncipe de la Paz» (Is.9:6) y nuestro Creador. Pero ante el pecado que le ha separado de Su posesión más preciada, se presenta como Miguel para defender a Sus elegidos «desde el este y desde el oeste, desde el norte y desde el mar» (Sal.107:3), «pues Él mismo pone de rodillas a nuestros adversarios» (v.13). Basta una súplica sincera al Cielo para que Dios envíe a Su poderoso ángel o para que Él mismo avance hasta la línea del frente, como hizo con el profeta Daniel en respuesta a sus palabras (Dan.10:12).

No tenemos nada que temer, amados, si estamos «a la sombra del Todopoderoso» (Sal.91:1). En tiempos en que el gran conflicto está a punto de llegar a su final, nuestros corazones necesitan estar firmes en Dios mediante la confianza en Sus fieles designios. La profecía declara que «el pueblo que conoce a su Dios se hará fuerte y activo» (Dan.11:32). No caerán ante los últimos acontecimientos. Sino que, armados con «toda la armadura de Dios» (Ef 6,11), avanzarán «hacia la meta por el premio de la alta vocación de Dios en Cristo Jesús» (Fil 3,14).

Bajo el cetro del Señor de los ejércitos, recibimos «ayuda en las tribulaciones» (v. 12) y depositamos toda nuestra confianza en Aquel a quien debemos seguir conociendo hasta que regrese (Os. 6:3). Que nuestra vida, firme en la esperanza que revela los primeros rayos de su breve cumplimiento, sea una alabanza a Dios ante un mundo que necesita ser alcanzado por la proclamación del «Evangelio eterno» (Ap 14,6). Roguemos al Señor: «Exáltate, oh Dios, sobre los cielos; y brille tu gloria en toda la tierra, para que tu amado sea libre; salva con tu diestra y respóndenos» (vv.5-6). ¡Velemos y oremos!

¡Buenos días, amados de Dios!

Oración:

Señor, mi corazón está firme, listo para alabarte. Reconozco tu grandeza que trasciende los cielos y tu amor que se eleva por encima de las nubes. En medio de los desafíos y adversidades, confío en tu fidelidad y poder. Permíteme encontrar fortaleza en ti y descansar en tu gracia. Ayúdame a enfrentar mis batallas sabiendo que contigo soy más que vencedor. Que mi vida sea un testimonio de tu amor y tu poder, para gloria y honor tuyo. En el nombre de Jesús, ¡Amén!