Biblia Devocional en 1 Año: Salmos 10

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(Lee al final el estudio un devocional de Salmos 10. Esperamos sea de bendición para ti)

El Salmo 10 recoge el lamento del salmista por las acciones de los malvados y su clamor para que Dios manifieste su justicia. El estudio bíblico del Salmo 10 muestra que los malvados se levantan contra los justos para maltratarlos, pero Dios es Quien ve todas las cosas.

El Salmo 10 no tiene un título que dé información sobre su autor o la ocasión en que fue escrito. Pero debido a la conexión de su contenido con el del Salmo 9, es posible que ambos salmos se combinaran originalmente en un solo salmo. Incluso el Salmo 10 concluye un acróstico que comienza con el Salmo 9. Por eso la Septuaginta (versión griega de la Biblia hebrea) y la Vulgata (versión latina de la Biblia) cuentan los Salmos 9 y 10 como un solo salmo.

Por otra parte, el Salmo 10 presenta un cambio de humor que parece indicar que él y el Salmo 9 no son el mismo salmo, sino sólo salmos relacionados y complementarios. En otras palabras, es muy posible que el Salmo 10 sea el complemento del Salmo 9, de modo que ambos deban considerarse como un par.

El esquema del Salmo 10 puede organizarse en dos partes principales. En la primera parte, el salmista constata la arrogancia de los malvados (Sal 10,1-11). En la segunda parte, el salmista eleva un grito al Señor pidiendo su justicia y reconociendo la omnipotencia y omnisciencia divinas (Salmo 10:12-18).

La arrogancia de los malvados (Salmo 10:1-11)

El Salmo 10 comienza con el salmista mostrando su preocupación por la aparente ausencia de Dios ante la tribulación a la que se enfrentaba (Salmo 10:1). En este punto, parece que el salmista veía la situación con sus propios ojos y no por fe. Éste es un tipo de debilidad que a menudo nos acompaña de cerca y nos lleva a pensar erróneamente que Dios está alejado de nosotros y desinteresado de la situación que nos rodea.

A continuación, el salmista expone lo que le preocupaba. Estaba rodeado de gente malvada. Este tipo de personas son arrogantes; persiguen a los necesitados (Sal 10,2); tienden a gloriarse de sus propios deseos; se apegan a las cosas terrenales y blasfeman contra el Señor (Sal 10,3). Estas personas llegan a pensar, en su insensato orgullo, que Dios no existe. Estas personas creen que pueden urdir cualquier cosa, sin tener que preocuparse por la existencia de Dios (Salmo 10:4).

Desde el punto de vista humano, a pesar de toda su maldad, los malvados parecen prosperar cada vez más (Salmo 10:5). Aquí está claro que la pregunta que ocupaba la mente del salmista era: «¿Por qué prospera el malvado, y dónde está Dios, que no le paga con juicio su maldad?» (cf. Job 20:2).

A continuación, el salmista pasa a mostrar la imagen del malvado como una persona prepotente que no tiene ningún problema en declarar: «Jamás seré sacudido; de generación en generación ningún mal vendrá sobre mí» (Salmo 10:6). Este tipo de declaración se espera de personas en cuya boca reinan la maldición, el engaño, la opresión, el insulto y la iniquidad (Salmo 10:7). Es más, tales personas son como bestias salvajes que acechan a los indefensos (Salmo 10:8-10). Hacen todo esto en el engaño pecaminoso de que el juicio de Dios nunca les alcanzará.

El grito a Dios (Salmo 10:13-18)

Ante el sombrío cuadro de los actos de los impíos en este mundo, el salmista prorrumpe en su grito al Señor: «¡Levántate, Señor! ¡Oh Dios, levanta tu mano! No te olvides de los pobres» (Sal 10,12). La primera parte de este versículo es un grito de guerra bien conocido por los israelitas (Números 10:35). La expresión «alza tu mano» apunta a la omnipotencia de Dios. El salmista estaba seguro de que en Dios había poder y fuerza suficientes para frenar las intenciones de los malvados y castigarlos por su maldad.

Inmediatamente después, el salmista destaca el carácter protector de Dios, que no deja indefensos a los vulnerables. Los malvados piensan que Dios no los ve, pero Él lo escudriña todo (Salmo 10:13,14). Por eso el salmista reza para que Dios «quiebre el brazo de los malvados» (Sal 10,15). Ésta es otra expresión que señala el poder de Dios. El Señor es lo bastante fuerte para quebrar al malvado que se cree imbatible.

Por último, el salmista concluye el Salmo 10 mostrando que su desesperación inicial había dado paso a la esperanza cuando volvió su atención a la providencia de Dios. Entonces reconoce que el Señor, el Rey Eterno, nunca ha estado lejos; nunca ha sido indiferente a los humildes. Él es quien fortalece y rescata a los oprimidos, y la manifestación de su justicia nunca falla (Salmo 10:16-18).

Sin duda, el Salmo 10 aporta una lección práctica a todos los cristianos de todos los tiempos y lugares. Este salmo invita al pueblo de Dios a encontrar aliento en la providencia del Señor y consuelo en la justicia divina, a pesar de la maldad que les rodea. El Salmo 10 es un recordatorio de que el creyente debe dejar que su confianza en Dios triunfe sobre la desesperanza de las circunstancias de este mundo hostil.

Devocional:

El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído. (Salmos 10:17)

El Salmo 10 nos reafirma, el apego del Señor, como poderoso y bondadoso Padre, por escuchar el calmor de cada uno de Sus hijos. Este hermoso salmos nos recuerda que Dios está atento a las necesidades de los afligidos y escucha sus clamores. A veces, en medio de nuestras luchas y desafíos, podemos sentirnos solos y desamparados. Sin embargo, el salmista nos asegura que Dios está cerca de aquellos que le buscan con sinceridad y confían en Él. Él escucha cada oración que elevamos y conoce, según su volutad y sus tiempos, los anhelos mas provechosos de nuestro corazón.

Aunque a veces parezca que el mal prevalece en el mundo y los injustos prosperan, Dios no se queda indiferente. Él es un defensor de los humildes y justos. En su tiempo perfecto, él intervendrá y traerá justicia y liberación. Nuestra tarea es confiar en su soberanía y perseverar en la fe, sabiendo que él está obrando incluso en medio de las circunstancias más difíciles. No importa cuán oscuro sea nuestro camino, podemos depositar nuestra esperanza en el Señor y encontrar consuelo en su presencia.

Ante una dificultad, que no tiemble nuestra fe y que más bien recordemos, que El Señor, es el refugio seguro en el que podemos encontrar consuelo y fortaleza. Su amor y compasión son inagotables. Él escucha nuestro clamor y extiende su mano para ayudarnos. En medio de nuestras pruebas, podemos encontrar esperanza en su promesa de estar con nosotros. Por lo tanto, levantemos nuestros corazones en alabanza y gratitud, confiando en que nuestro Dios es aquel que defiende a los oprimidos y les brinda, misericordia y renovada esperanza, cada mañana.

Oración:

Señor, hoy nos acercamos a ti con gratitud en nuestros corazones. Reconocemos que eres un Padre  que escucha y responde a nuestras oraciones. Gracias por estar siempre cerca de nosotros, especialmente en los momentos de dificultad y aflicción. Te pedimos que nos des la fortaleza para perseverar en la fe, incluso cuando las circunstancias parezcan desafiantes. Ayúdanos a confiar en tu soberanía y a depositar nuestras preocupaciones y anhelos en tus manos. Sabemos que estás atento a nuestras necesidades y escuchas nuestro clamor. Te pedimos que intervengas en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea. Que tu justicia prevalezca y que tu amor transforme los corazones de los hombres alejados de Ti. Y Te pedimos también que extiendas tu mano sanadora sobre aquellos que están sufriendo, y que les brindes paz y consuelo en sus angustias. Finalmente, Padre, permítenos ser instrumentos de tu amor y compasión en el mundo, mostrando bondad y cuidado hacia aquellos que nos rodean. En el nombre de Jesús, Amén.