Romanos 7
Romanos 7 expone la realidad de la lucha espiritual del creyente entre su deseo de obedecer a Dios y la presencia del pecado en su vida. Pablo deja claro que la ley no puede salvar ni santificar; su propósito es revelar el pecado. La única esperanza para superar esta lucha es la gracia y el poder de Jesucristo. Este capítulo nos anima a confiar en Cristo para la victoria sobre el pecado y a depender del Espíritu Santo para vivir una vida santa.
Libres de la Ley por Medio de Cristo (Romanos 7:1-6)
Pablo utiliza la analogía del matrimonio para explicar la relación entre el creyente y la ley. Así como una mujer está ligada a su esposo mientras él vive, pero es libre si él muere, nosotros hemos sido liberados de la ley mediante la muerte de Cristo. Ahora pertenecemos a Cristo y servimos en el nuevo camino del Espíritu, no en el antiguo régimen de la letra.
El Propósito de la Ley (Romanos 7:7-13)
Pablo aclara que la ley no es pecado, sino que revela el pecado. Explica que sin la ley, él no habría conocido el pecado, como en el caso del mandamiento que dice: «No codiciarás.» El pecado se aprovecha de la ley para producir en nosotros toda clase de deseos pecaminosos. Sin embargo, la ley es santa, justa y buena, pero el pecado, al ser expuesto, nos lleva a la muerte.
La ley muestra la gravedad del pecado y su verdadera naturaleza destructiva. Pablo enfatiza que el problema no es la ley, sino el pecado que mora en el ser humano.
La Lucha Interior del Creyente (Romanos 7:14-25)
Pablo describe la intensa lucha interna que experimenta un creyente. Afirma que la ley es espiritual, pero él es carnal, vendido al pecado. Aunque desea hacer el bien, encuentra que el pecado sigue obrando en su carne. Su mente desea obedecer a Dios, pero su naturaleza pecaminosa lucha contra esa voluntad.
Expresa su frustración con la famosa declaración: «¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?» Finalmente, da gracias a Dios porque la liberación viene por medio de Jesucristo.
Versículo clave de Romanos 7:
«Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.» Romanos 7:15
Este versículo refleja la lucha interna que Pablo describe entre el deseo de hacer el bien y la realidad del pecado que aún habita en nosotros. Expresa la batalla espiritual que todos los creyentes enfrentan: querer obedecer a Dios, pero enfrentarse a la debilidad de la carne. Pablo reconoce la tensión entre su deseo de vivir en santidad y la influencia persistente del pecado.
Este pasaje nos recuerda que la vida cristiana es un proceso continuo de crecimiento y dependencia en la gracia de Dios. Aunque enfrentamos luchas internas, no estamos solos, ya que el Espíritu Santo nos fortalece para vencer. Nos anima a confiar en el poder de Dios para transformar nuestras vidas y liberarnos del dominio del pecado.
Oración:
Señor, reconozco mi lucha diaria entre mi deseo de hacer el bien y la realidad de mi debilidad humana. Ayúdame a depender completamente de Ti, confiando en tu poder para vencer el pecado en mi vida. Dame fuerzas para seguirte fielmente y para vivir en obediencia a tu Palabra. En el nombre de Jesús, Amén.