Biblia Devocional en 1 Año: Romanos 6

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Romanos 6

Romanos 6 nos enseña que la verdadera libertad se encuentra en la entrega a Dios y en una vida de obediencia a su justicia. La gracia no nos da licencia para pecar, sino el poder para vivir en santidad. Pablo nos llama a identificarnos con Cristo, recordándonos que la nueva vida en Él nos aparta del pecado y nos conduce a la vida eterna. Este capítulo nos desafía a vivir en la realidad de nuestra nueva identidad en Cristo: muertos al pecado y vivos para Dios.

Muertos al Pecado, Vivos para Dios (Romanos 6:1-14)

Pablo responde a la posible objeción de que, si la gracia abunda donde hay pecado, entonces deberíamos seguir pecando. Enfatiza que los creyentes han muerto al pecado y no pueden seguir viviendo en él. Mediante el bautismo, hemos sido unidos a Cristo en su muerte y resurrección, lo que significa que nuestra vieja naturaleza pecaminosa ha sido crucificada con Él, y ahora vivimos una vida nueva en la resurrección.

Pablo declara que, así como Cristo resucitó y no muere más, los creyentes deben considerarse muertos al pecado pero vivos para Dios en Cristo Jesús. Por lo tanto, no deben permitir que el pecado reine en sus cuerpos, sino presentarse a Dios como instrumentos de justicia.

Esclavos de la Justicia, No del Pecado (Romanos 6:15-23)

Pablo aborda otra objeción: si ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia, ¿debemos pecar libremente? Su respuesta es enfática: de ninguna manera. Explica que somos esclavos de aquel a quien obedecemos, ya sea del pecado para muerte o de la obediencia para justicia. Antes de conocer a Cristo, éramos esclavos del pecado, pero ahora, habiendo sido liberados, somos esclavos de la justicia.

Pablo insta a los creyentes a vivir en santidad, recordándoles que el pecado produce vergüenza y lleva a la muerte, mientras que la obediencia a Dios produce frutos de santificación y conduce a la vida eterna.

El capítulo concluye con una declaración poderosa sobre la diferencia entre el pecado y la gracia:

Versículo clave de Romanos 6:

«Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.» Romanos 6:23

Este versículo presenta una verdad fundamental del evangelio: el pecado tiene consecuencias eternas, pero Dios, en su misericordia, ofrece el regalo de la vida eterna a través de Jesucristo. La «paga» implica que el pecado inevitablemente conduce a la separación de Dios, mientras que la «dádiva» destaca que la salvación es un regalo inmerecido, dado por gracia y no por méritos propios.

Este pasaje nos llama a reflexionar sobre nuestra condición espiritual y a responder con gratitud a la oferta de salvación que Dios nos ha dado en Cristo. Nos invita a abandonar el pecado y a recibir con fe la vida eterna que solo Él puede ofrecer.

Oración:

Señor, gracias por tu amor y misericordia que me ofrecen vida eterna en Cristo Jesús. Ayúdame a vivir consciente de la gravedad del pecado, pero aún más de tu gracia redentora. Enséñame a caminar en obediencia y gratitud, reflejando tu amor y compartiendo el mensaje de salvación con otros. En el nombre de Jesús, Amén.