Biblia Devocional en 1 Año: Romanos 3

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Romanos 3

Romanos 3 es un capítulo central en la enseñanza del evangelio, destacando que todos los seres humanos son pecadores y necesitan la gracia de Dios. La justicia de Dios no se obtiene por obras, sino por la fe en Jesucristo, quien pagó el precio de nuestros pecados. Este capítulo nos anima a depender completamente de la gracia de Dios y a vivir con humildad, reconociendo que la misericordia del Señor sobre nuestras vidas.

La Fidelidad de Dios a Pesar de la Infidelidad Humana (Romanos 3:1-8)

Pablo anticipa las objeciones de los judíos, preguntando cuál es la ventaja de ser judío y cuál es el valor de la circuncisión. Responde que su mayor privilegio es haber recibido la palabra de Dios. Sin embargo, la incredulidad humana no anula la fidelidad de Dios. Pablo refuta la idea de que el pecado humano puede justificar o resaltar la justicia divina, argumentando que Dios sigue siendo justo al juzgar a los pecadores.

La Universalidad del Pecado (Romanos 3:9-20)

Pablo concluye que tanto judíos como gentiles están bajo el pecado. Cita varios pasajes del Antiguo Testamento para demostrar que no hay justo, ni siquiera uno, y que la humanidad está completamente corrompida en pensamiento, palabra y acción. La ley revela el pecado, pero no puede justificar a nadie ante Dios; su propósito es traer el conocimiento del pecado.

La Justificación por la Fe en Cristo (Romanos 3:21-31)

Pablo introduce la doctrina de la justificación por la fe, explicando que ahora la justicia de Dios se ha manifestado aparte de la ley, aunque es atestiguada por la ley y los profetas. La justicia de Dios es dada por la fe en Jesucristo a todos los que creen, sin distinción. Pablo afirma que la redención viene a través de la gracia de Dios, por medio de la obra redentora de Cristo en la cruz.

Dios, en su paciencia, ha pasado por alto los pecados anteriores para demostrar su justicia en el presente, justificando a todos los que tienen fe en Jesús. La jactancia humana queda excluida, porque la salvación no se basa en las obras de la ley, sino en la fe.

Pablo concluye que la fe no anula la ley, sino que la establece al cumplir su propósito de señalar la necesidad de un Salvador.

Versículo clave de Romanos 3:

«Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.» Romanos 3:23

Este versículo es una declaración universal de la condición humana ante Dios. Pablo nos enseña que el pecado ha afectado a toda la humanidad, sin excepción, y que por nuestras propias fuerzas no podemos alcanzar la gloria de Dios. No importa cuán buenas sean nuestras intenciones o acciones, todos hemos fallado en cumplir con el estándar perfecto de justicia divina.

Sin embargo, este pasaje también prepara el camino para la esperanza que se encuentra en Cristo. Reconocer nuestra condición pecaminosa es el primer paso para aceptar la gracia de Dios, quien, a través de Jesús, nos ofrece justificación y redención gratuita.

Oración:

Señor, reconozco que he pecado y que por mis propios méritos no puedo alcanzar tu gloria. Gracias por tu amor y gracia, que me das a través de Cristo. Ayúdame a vivir en humildad, reconociendo mi necesidad de Ti cada día, y a compartir con otros la esperanza de la salvación. En el nombre de Jesús, Amén.