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Deuteronomio 5 – La repetición del pacto y los Diez Mandamientos
Deuteronomio 5 es el corazón del pacto renovado. Moisés vuelve a proclamar los Diez Mandamientos, no como algo nuevo, sino como una reafirmación viva para la nueva generación. Este capítulo muestra que la ley no es un recuerdo antiguo, sino una palabra presente que llama a obedecer desde el temor reverente y el amor a Dios.
1. El pacto fue hecho con el pueblo presente
Moisés enfatiza que el pacto no fue solo para los padres, sino para quienes están vivos y escuchan.
2. Dios habló directamente al pueblo
La ley no fue transmitida por intermediarios, sino pronunciada por Dios mismo desde el fuego.
3. Los mandamientos revelan el carácter de Dios
Cada mandamiento refleja santidad, justicia y cuidado por la vida comunitaria.
4. El temor de Dios protege al pueblo
El temor reverente no aleja de Dios; guarda el corazón del pecado.
5. La obediencia trae vida y bienestar
Obedecer la ley no es carga, sino el camino para vivir bien delante de Dios.
1. Moisés convoca a todo Israel para oír la ley (Deuteronomio 5:1-5)
● Moisés reúne a todo Israel y los llama a oír, aprender y guardar los mandamientos (v.1).
● Recuerda que Jehová hizo pacto con ellos en Horeb (v.2).
● Enfatiza que el pacto es con los presentes, no solo con los antepasados (v.3).
● Dios habló cara a cara desde el fuego (v.4).
● Moisés actuó como mediador entre Dios y el pueblo (v.5).
2. Introducción a los Diez Mandamientos (Deuteronomio 5:6)
● Dios se presenta como el libertador:
“Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto” (v.6).
● La obediencia nace de la redención, no del miedo.
3. Los primeros cuatro mandamientos: relación con Dios (Deuteronomio 5:7-11)
● No tener otros dioses delante de Jehová (v.7).
● Prohibición de imágenes y de adoración idolátrica (v.8-9).
● Dios se revela como celoso y misericordioso (v.9-10).
● No tomar el nombre de Jehová en vano (v.11).
● La adoración verdadera se basa en fidelidad y reverencia.
4. El mandamiento del día de reposo (Deuteronomio 5:12-15)
● Guardar el día de reposo como santo (v.12).
● Recordar que Israel fue esclavo en Egipto y Dios le dio descanso (v.15).
● El reposo es un regalo redentor, no solo una norma religiosa.
5. Mandamientos de relación con el prójimo (Deuteronomio 5:16-21)
● Honrar a padre y madre para prolongar los días (v.16).
● No matar, no adulterar, no robar (v.17-19).
● No dar falso testimonio (v.20).
● No codiciar lo que pertenece al prójimo (v.21).
● La ley protege la vida, la familia, la verdad y el corazón.
6. El temor del pueblo y la mediación de Moisés (Deuteronomio 5:22-27)
● Dios habló con gran voz y fuego, y luego escribió la ley en tablas de piedra (v.22).
● El pueblo tuvo temor y pidió que Moisés hablara en lugar de Dios (v.23-27).
● Reconocen que oír directamente la voz de Dios los llena de temor.
7. El deseo de Dios por un corazón obediente (Deuteronomio 5:28-33)
● Dios escucha la petición del pueblo y la aprueba (v.28).
● Declara su anhelo: que el pueblo tenga un corazón que le tema siempre (v.29).
● Promete bienestar y larga vida como resultado de la obediencia (v.30-33).
● La ley apunta al corazón, no solo a la conducta externa.
Versículo clave de Deuteronomio 5:
Oh, si ellos tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre. Deuteronomio 5:29
Deuteronomio 5 retoma los Diez Mandamientos, pero ahora en un contexto distinto. No es una repetición mecánica de la ley, sino una renovación del pacto para una nueva generación. Moisés recuerda al pueblo que estos mandamientos no nacieron de un deseo de control, sino del amor de un Dios que los sacó de la esclavitud y quiso guiarlos hacia una vida plena.
Lo más conmovedor del capítulo es el anhelo expresado por Dios mismo: “Oh, si tuviesen tal corazón…”. No es la voz de un juez distante, sino la de un Padre que sabe que la obediencia trae bienestar. Dios no busca sumisión externa, sino un corazón que lo honre y confíe en Él.
El pueblo, al escuchar la voz de Dios en el monte, se llenó de temor y pidió que Moisés fuera el mediador. Dios acepta esto, pero deja claro que el verdadero problema no es el miedo, sino la falta de un corazón dispuesto a obedecer de manera constante. La ley revela el carácter de Dios y señala un camino de vida, pero requiere una respuesta sincera del corazón humano.
Este capítulo nos invita a revisar cómo vemos los mandamientos de Dios. ¿Los percibimos como restricciones o como protección? ¿Como cargas o como expresiones de amor? La obediencia que agrada a Dios nace del reconocimiento de quién es Él y de todo lo que ha hecho por nosotros.
Deuteronomio 5 nos recuerda que Dios desea una relación viva, no solo cumplimiento externo. Quiere formar un corazón que le tema, le ame y camine con Él de generación en generación.
Oración:
Señor, forma en mí el corazón que tú anhelas. Ayúdame a obedecerte no por miedo, sino por amor y gratitud. Permíteme ver tus mandamientos como guía y protección, no como carga. Que mi vida honre tu pacto y que mi fe sea una herencia viva para los que vienen detrás de mí. En el nombre de Jesús, Amén.