Contenido
2 Pedro 3 – La Promesa de la Segunda Venida y el Llamado a la Santidad
2 Pedro 3 nos presenta la seguridad de la venida de Cristo, el juicio final y la restauración de todas las cosas.
El retraso en el regreso de Jesús no es una señal de duda, sino de la paciencia y misericordia de Dios, quien quiere que todos se arrepientan.
Por tanto, los creyentes deben vivir con santidad y expectación, sabiendo que la vida en Cristo requiere que seamos testigos de su verdad, mientras aguardamos la consumación de sus promesas.
El llamado a perseverar en la fe y seguir creciendo en la gracia es clave para mantener una vida cristiana fiel y estable en un mundo lleno de desafíos y confusión.
1. Recordatorio de las Profecías y la Venida de Cristo (2 Pedro 3:1–7)
Pedro comienza este capítulo escribiendo para despertar la mente de los creyentes y recordarles las palabras de los santos profetas y las instrucciones del Señor dadas por los apóstoles.
Él les recuerda que, en los últimos días, habrá burladores que negarán la segunda venida de Cristo, diciendo:
“¿Dónde está la promesa de su advenimiento?” (v.4)
Estos burladores se basan en el hecho de que, desde los tiempos de los padres, todo sigue igual, sin señales de la intervención divina.
Pedro explica que los que niegan la segunda venida se olvidan de que Dios ha intervenido en la historia:
- El cielo y la tierra fueron creados por la palabra de Dios.
- El mundo antiguo fue destruido por el diluvio,
- Y que el presente está reservado para el fuego, hasta el día del juicio y la perdición de los impíos (v.6-7).
2. La Paciencia de Dios y el Propósito de la Espera (2 Pedro 3:8–10)
Pedro les recuerda que para el Señor, un día es como mil años y mil años como un día (v.8; Salmo 90:4).
- La demora en la segunda venida de Cristo no es un retraso, sino que es la paciencia de Dios, porque Él no quiere que ninguno perezca, sino que todos lleguen al arrepentimiento (v.9).
- Sin embargo, el día del Señor vendrá de repente, como un ladrón en la noche. Los cielos se desvanecerán, la tierra será consumida por el fuego, y todo lo hecho en ella será quemado (v.10).
3. El Llamado a Vivir Santamente (2 Pedro 3:11–14)
Dado que todo será destruido, los creyentes deben vivir de manera santa y piadosa, esperando y apresurándose para la venida del día de Dios.
- En este día, los cielos serán quemados y la tierra será renovada.
- Por lo tanto, deben buscar la paz y ser inmaculados y sin mancha (v.14).
El apóstol anima a los creyentes a perseverar en la esperanza, ya que estamos esperando nuevos cielos y nueva tierra, donde mora la justicia.
4. Advertencia contra los Impíos y el Llamado a la Estabilidad (2 Pedro 3:15–18)
Pedro les recuerda que la paciencia de nuestro Señor es para salvación (v.15), y también les advierte que las cartas de Pablo contienen cosas difíciles de entender, que los ignorantes y los inestables tuercen para su propia perdición (v.16).
Finalmente, Pedro exhorta a los creyentes a guardar su estabilidad en la fe, creciendo en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
La gloria sea siempre para Él, ahora y por siempre.
Versículo clave de 2 Pedro 3:
Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. 2 Pedro 3:13
Este versículo nos recuerda que, aunque vivimos en un mundo que está marcado por el pecado y la injusticia, los creyentes tienen una esperanza futura prometida por Dios. Pedro señala que esperamos algo mejor: cielos nuevos y tierra nueva, donde la justicia de Dios reinará por siempre. Esta esperanza es el ancla de nuestra fe, que nos permite perseverar a través de las dificultades y mantenernos firmes en la fe.
Este pasaje nos invita a vivir con una perspectiva eterna. Aunque las circunstancias de la vida puedan ser desafiantes, tenemos la seguridad de que la gloria futura, donde viviremos en completa paz y justicia, nos espera. Esta esperanza debe motivarnos a vivir de manera justa y santa en el presente.
Oración:
Señor, gracias por la esperanza de cielos nuevos y tierra nueva, donde tu justicia reinará eternamente. Ayúdame a vivir con esta esperanza, buscando la santidad y confiando en que Tú haces nuevas todas las cosas. Que mi vida refleje la paz y la certeza que vienen de saber que Tú tienes el control de todo. En el nombre de Jesús, Amén.