Biblia Devocional en 1 Año: 2 Corintios 7

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2 Corintios 7

2 Corintios 7 nos enseña que la verdadera santidad implica alejarnos del pecado y vivir en temor de Dios. También nos muestra que la corrección amorosa es necesaria y que el arrepentimiento genuino trae restauración y gozo. Dios siempre nos consuela en nuestras pruebas, y nuestra respuesta debe ser obediencia y confianza en Él.

Llamado a la Santidad y a la Restauración (2 Corintios 7:1-4)

Pablo insta a los creyentes a purificarse de toda contaminación del cuerpo y del espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Les pide que lo reciban con amor, asegurando que no ha hecho daño a nadie. Expresa su gran confianza y gozo en ellos, a pesar de las tribulaciones que ha enfrentado.

El Consuelo de Dios y la Alegría por el Arrepentimiento (2 Corintios 7:5-13)

Pablo recuerda su aflicción y cómo Dios lo consoló enviándole a Tito, quien trajo buenas noticias sobre la iglesia en Corinto. Se regocija porque los corintios recibieron su corrección con tristeza piadosa, lo que produjo en ellos arrepentimiento genuino.

Distingue entre la tristeza que viene de Dios, que lleva al arrepentimiento y a la salvación, y la tristeza del mundo, que produce muerte.

La Alegría de Pablo por la Obediencia de los Corintios (2 Corintios 7:14-16)

Pablo se alegra porque su confianza en los corintios no ha sido en vano. Tito también se sintió confortado al ver la obediencia y el amor de ellos. Pablo concluye diciendo que se regocija porque tiene plena confianza en ellos.

Versículo clave de 2 Corintios 7:

Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios. 2 Corintios 7:1

Este versículo nos llama a vivir en santidad como respuesta a las promesas de Dios. La santidad no es solo una elección moral, sino un proceso continuo de purificación, alejándonos de todo aquello que contamina nuestra vida, tanto en el ámbito físico como espiritual. Pablo nos exhorta a tomar en serio nuestra relación con Dios y a vivir con reverencia, esforzándonos por crecer en pureza y obediencia.

Este pasaje nos recuerda que la santidad es un llamado para todos los creyentes. No se trata de perfección humana, sino de una entrega diaria a Dios, permitiendo que Él nos transforme y nos guíe a vivir conforme a Su voluntad.

Oración:

Señor, gracias por tus promesas que me llaman a una vida de santidad. Ayúdame a limpiar mi corazón y mi mente de todo lo que me aleje de Ti. Enséñame a caminar en obediencia y reverencia, buscando siempre agradarte en todo lo que haga. Que mi vida refleje tu gloria. En el nombre de Jesús, Amén.