Versículo:
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. 1 Corintios 6:20
Comentario:
En su primera carta a los corintios, el apóstol Pablo enseña que la libertad en Cristo conlleva una gran responsabilidad. Como creyentes, disfrutamos de muchas libertades, pero no somos independientes de Dios. Hemos sido unidos a Cristo y a Su iglesia, y esa unión es eterna. Incluso ahora, mientras vivimos en este cuerpo, nuestra vida pertenece al Señor.
Aunque somos libres, no todo nos conviene. Pablo distingue claramente entre libertad y libertinaje. La gracia y el perdón de Dios cubren el pecado, pero eso no significa que tengamos permiso para adoptar hábitos que dañen nuestro cuerpo, nuestra mente o nuestra comunión con Él. Nuestro llamado es vivir de una manera que honre a Dios.
Somos vasos de barro que contienen un tesoro invaluable (2 Corintios 4:7). Nuestro cuerpo no es un instrumento para satisfacer deseos destructivos, sino un templo donde habita el Espíritu Santo. La verdadera libertad consiste en vivir sin las cadenas del pecado, no en someternos nuevamente a ellas.
Cristo ya nos libertó. Por tanto, no entreguemos nuestro cuerpo ni nuestra vida a esclavitudes que destruyen. Vivamos de tal manera que todo nuestro ser —corazón, mente, alma y cuerpo— glorifique al Señor.
Oración:
Señor, reconozco que mi vida te pertenece y que he sido comprado por precio. Ayúdame a usar mi cuerpo y mis decisiones para glorificarte. Dame sabiduría para distinguir entre la verdadera libertad y aquello que me daña. Quiero honrarte con todo lo que soy y todo lo que hago. En El Nombre de Jesús, Amén.