20 de Marzo: Que no te persiga el pasado

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(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) – * Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.

Palabra:

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. (Filipenses 3:13-14)

Golpes y contusiones espirituales. Dolores y sufrimientos internos que parecen no irse. Casi todos nosotros sabemos lo que son, pero pocos sabemos qué hacer al respecto.

Esperamos que por arte de magia esas heridas ocultas dejen de lastimarnos, pensando que quizás esa fastidioso sentimiento de depresión finalmente desaparezca.

¿Pero sucede siempre de esa manera? ¡No!

Lo sé. A mí me ha ocurrido.

Pero gracias a Dios, ya no me ocurre. Durante los últimos años, he enfrentado algunas tremendas batallas espirituales. Me he dado cuenta de que esas batallas pueden dejarlo a uno herido en el interior, así como una pelea puede dejarlo herido en el exterior.

Antes de que naciera de nuevo, aprendí lo devastador que puede ser una verdadera pelea física. No obstante, a pesar de lo mal que me sintiera, unos pocos días de descanso me hacían bien.

Sin embargo, la sanidad de un espíritu herido no viene así de fácil. En realidad, el paso del tiempo con frecuencia empeora esta condición.

La razón es esta: En vez de dejar los dolorosos fracasos atrás, con frecuencia hacemos énfasis en ellos hasta que llegan a ser más verdaderos para nosotros que las promesas de Dios. Nos enfocamos en ellos hasta que llegamos a estar sumergidos en la depresión, inactivos por el temor de que si proseguimos, volveremos a fracasar.

Pero hay una salida. Si la depresión lo lleva en descenso espiritual, lo único que tiene que hacer para escapar es quitar los ojos del pasado y ponerlos en el futuro, un futuro que ha sido garantizado por Cristo Jesús mediante las abundantes y preciosas promesas de su Palabra.

Existe la posibilidad de que al principio no vengan fácilmente para usted. Su mente ha tenido probablemente años de práctica en concentrarse en el pasado. Como un caballo viejo que habitualmente se dirige al establo, sus pensamientos comenzarán probablemente a galopar en esa dirección cada vez que usted le suelte la rienda.

Por lo tanto, no lo afloje. Tome las riendas fuertemente. Medite a propósito en la Palabra de Dios. Reemplace los pensamientos del pasado con promesas de las Escrituras acerca del futuro y sea diligente al respecto. Entonces, en vez de ser un soldado herido, llegará a ser el guerrero conquistador que Dios creó.

Oración:

Señor, dame el valor para tomar las riendas de mis pensamientos, de forma que mi pasado sea borrado por el futuro grandioso que nos garantizan Tus promesas eternas. Amén

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Filipenses 3:

En los capítulos 1 y 2, Pablo explicó cómo deben responder los cristianos a las dificultades. Dado que Cristo estuvo dispuesto a obedecer a Dios, incluso hasta el punto de morir, nosotros debemos hacer lo mismo. La queja y la preocupación no tienen cabida en la vida de un creyente salvado. El capítulo 3 hace un contraste audaz. Las credenciales de Pablo, según la tradición judía, eran impecables. Y sin embargo, para él, ninguno de esos logros vale nada al lado de la comunión con Cristo. Por eso, Cristo debe ser el único objetivo del creyente. Esto establece los saludos e instrucciones finales de Pablo en el capítulo 4.

Referencias cruzadas por término – Filipenses 4:13-14:
Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante.

Filipenses 1:18-21 – ¿Qué, pues? Que no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.

Lucas 9:62 – Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.

Hebreos 12:1-2 – Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.

Filipenses 3:8 – Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo.

Y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.

Lucas 16:16 – La ley y los profetas eran hasta Juan; desde entonces el reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.

Apocalipsis 3:21 – Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

Hebreos 3:1 – Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús.