16 de Octubre: Desenterrar la amargura

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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)

Palabra:

Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. (Efesios 4:31)

La amargura, como un veneno, tiene un profundo impacto en nuestra vida espiritual. Se filtra en lo más profundo de nuestro ser, erosionando nuestra paz, alegría y conexión con Dios. Cuando nos aferramos al rencor, al resentimiento y a la falta de perdón, nuestro corazón se endurece, obstaculizando nuestra capacidad de experimentar la plenitud del amor y la gracia de Dios. La amargura nos roba la vitalidad espiritual y obstaculiza nuestro crecimiento en la fe y en la relación con Él.

Noemí fue un ejemplo vivo en la Palabra de cómo luchar contra la amargura, que por una u otra razón puede llegar a nuestra vida, producto de sucesos fuera o dentro de nuestro control. Rut experimentó el dolor de la muerte de su marido en tierra extranjera, y diez años después murieron sus dos hijos. Quedó desamparada con sus nueras, Rut y Orfa (Rut 1:3-5). Cuando Rut y su suegra regresaron a la tierra natal de Noemí, todos en la ciudad se alegraron de verlas. Pero Noemí les dijo: «El Todopoderoso me ha amargado mucho la vida» (v. 20). Incluso les pidió que la llamaran «Mara», que significa amarga.

¿Quién de nosotros no se ha enfrentado alguna vez a una decepción, se ha sentido tentado por la amargura cuando alguien ha dicho algo hiriente, ha visto defraudada una expectativa o las exigencias de los demás nos han llenado de resentimiento? Cuando reconocemos esto ante Dios y le entregamos lo que ocurre en el fondo de nuestro corazón, nuestro amoroso Jardinero puede ayudarnos a desenterrar cualquier raíz de amargura, tanto si aún es pequeña como si lleva años creciendo. Él puede sustituirlas por un espíritu dulce y alegre.

Oración:

Señor, ayúdame a ver tu bondad sin condiciones, y que siempre está disponible para, que pueda desenterrar la raíz de la amargura en mi vida, que Te deshonra y no deja que rinda los frutos que Tu deseas, según Tu voluntad y para Tu eterna gloria. En El Nombre de Jesús, Amén.

Resumen de Efesios 4

Efesios 4 marca un punto de transición en la carta del apóstol Pablo: pasa de la doctrina a la práctica cristiana. Pablo exhorta a los creyentes a vivir de una manera digna del llamamiento que han recibido, con humildad, mansedumbre y paciencia, guardando la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz. Enseña que hay un solo cuerpo, un solo Espíritu, una sola fe y un solo Señor. Cristo, al ascender, dio dones a los hombres —apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros— para edificar a la iglesia y llevarla a la madurez espiritual. Luego llama a dejar la vieja naturaleza, corrompida por los deseos engañosos, y revestirse del “nuevo hombre”, creado según Dios en justicia y santidad. Finalmente, exhorta a abandonar toda mentira, enojo, palabras corrompidas y amargura, promoviendo la bondad, el perdón y el amor, reflejando así el carácter de Cristo.

Referencias cruzadas de Efesios 4:31

  1. Colosenses 3:8
    “Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.”
  2. Santiago 1:20
    “Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios.”
  3. Romanos 12:19

“No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.”