16 de Febrero: Ofrecer al Señor, lo mejor

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Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Colosenses 3:23-24

Algunas personas se enorgullecen de dejarlo todo para más tarde. Podría parecer algo ilógico, pero vea tal vez encontremos estás dos posibilidades en un caso como ese: o bien disfrutan de la descarga de adrenalina cuando se aproximan las fechas límites o alcanzan el sentido de logro de una meta trazada, cuando un proyecto se acaba en el último minuto. Y es que en ocasiones, la pereza se halla en la raíz de la desidia, y es algo que nos aleja poco a poco de la presencia del Señor.

¿Qué habría pasado si Jesús hubiera sido desidioso y sumido en la pereza o falta de propósito? Las curaciones milagrosas, las enseñanzas que hacían estremecer la tierra, y el liderazgo de siervo habrían quedado relegados a un segundo plano ante las distracciones del día. Él no eludió las partes desagradables de su ministerio, sino que tomó la iniciativa de vivir cada día a pleno rendimiento, cumpliendo los planes que el Padre tenía para él.

Hoy, céntrate en las tareas más inmediatas. Ya sea en tu carrera, en casa, en la iglesia o en la escuela, da lo mejor de ti. Después de todo, Jesús no postergó su trabajo; vino a la tierra a cumplir la voluntad de su Padre, muriendo en la cruz por nuestros pecados. Merece lo mejor que podamos darle, no mañana, sino hoy.

Oración diaria: Señor, te ruego que me perdones cuando no siempre hago lo mejor que puedo, y mis esfuerzos caen en la pereza o la falta de propósito. Ayúdame a recordar siempre tu ejemplo de duro trabajo y seguimiento durante tu ministerio terrenal. Quiero vivir mi vida como tú lo deseas, seguir tu ejemplo, sirviéndote fielmente cómo sólo Tu lo mereces. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Colosenses 3:

El capítulo 3 del libro de Colosenses, presenta una guía detallada sobre cómo vivir una vida cristiana auténtica, enfocada en los valores espirituales por encima de los terrenales. Pablo comienza instando a los creyentes a buscar las cosas del cielo.

A partir de este fundamento, el apóstol detalla una serie de comportamientos y actitudes que deben ser desechados por los seguidores de Cristo, como la inmoralidad sexual, la codicia, la ira, la maledicencia y las mentiras. Estos son identificados como parte de la vieja naturaleza humana, que debe ser reemplazada por una nueva naturaleza, caracterizada por la renovación espiritual a la imagen de su creador.

Además, Pablo enfatiza la importancia de vestirse con virtudes como la misericordia, la bondad, la humildad, la mansedumbre y la paciencia, y subraya la necesidad de perdonar y amar, lo cual es el vínculo perfecto de unión. También destaca la paz de Cristo como árbitro en el corazón de los creyentes y la palabra de Cristo habitando en ellos ricamente.

El capítulo concluye con instrucciones específicas para las relaciones familiares y laborales, promoviendo el respeto, la responsabilidad y el temor de Dios como principios rectores del servicio al Señor.

Referencias cruzadas Colosenses 3:23-24:

Colosenses 3:23-24 resalta la importancia de realizar todas nuestras acciones con diligencia y dedicación, como si estuviéramos sirviendo directamente a Cristo, no a los hombres, y nos recuerda que nuestra verdadera recompensa viene de Dios. A continuación 5 referencias cruzadas para complementar este pasaje:

Efesios 6:7: «Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres.» Esta referencia refuerza la idea de servir con un corazón dispuesto y enfocarse en agradar a Dios por encima de las expectativas humanas.

1 Corintios 10:31: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.» Este versículo amplía el principio de hacer todo en la vida como un acto de adoración y para la gloria de Dios, no solo en las tareas que consideramos importantes.

Mateo 6:1: «Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.» Este versículo advierte sobre buscar la aprobación de los hombres en lugar de la de Dios, recordándonos que nuestra motivación debe ser sincera y dirigida siempre a gloriar al Señor.

Mateo 25:21: «Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.» Este pasaje subraya la idea de la recompensa divina por el servicio fiel y diligente, incluso en las tareas más pequeñas.

2 Timoteo 2:15: «Procúrate con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.» Este versículo anima a los creyentes a ser diligentes y dedicados en su trabajo y en su manejo de la verdad de Dios.