09 de Marzo: El amor sobre la envidia

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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)

Palabra:

«El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece» (1 Corintios 13:4)

Muchas veces podemos pensar que la vida es injusta y que tenemos menos de lo que merecemos. Pensamos que nuestro esfuerzo no se ha correspondido con nuestra realidad y al ver a otros, llegamos, a formarnos la opinión de que tal vez ellos tengan cosas que por su forma de actuar pudieran no merecer. Allí empieza a sembrarse en nosotros, sin saberlo y tal vez por esa desmotivación momentanea, uno de los sentimientos que mas limita nuestro crecimiento y maduración, al caminar junto a Dios: La Envidia.

La envidia es un sentimiento, especialmente negativo, no sólo por el daño que genera sino por la facilidad con la que puede invadir el corazón. Al ocupar algún espacio en él, sólo empezamos a compararnos con otros, a ver si nuestra realidad es mejor o peor y a sentirnos, si no nos satisface la respuesta, inconformes, molestos y hasta vacíos. Además la envidia nos impide amar verdaderamente y nos invita a competir, perseguir solo lo material y en consecuencia llegar a la infelicidad.

El amor es el don espiritual universal que el Señor nos ha regalado. Nos ha dotado con la maravillosa capacidad de amar a otros, profunda, verdadera y honestamente, sin ataduras, sin prejuicios. Si por sentimientos como la envidia, disminuimos nuestra capacidad de amar, significa sin dudas que nos estamos alejando de Dios.

Si en algún momento tu corazón ha sido invadido por algún sentimiento de envidia, recuerda en ese instante, el amor puro que el Señor te ha dado, sin sufrimientos, benigno, expresado en ti como creación única.

Dios tiene un plan para tu vida; diariamente recuerda obrar en ese plan y has cambios positivos te permitan entender y recorrer ese camino. Cuando te determinas a ser la persona que el Señor te ha llamado a ser, encontrarás tu propósito y la envidia ya no tendrá espacio en tu corazón. Abrirás así las puertas a la satisfacción y regocijo en cuerpo y espíritu que sólo el Señor puede darte.

Oración:

Señor, me guías en cada paso y me recuerdas en el camino, las maravillosas bendiciones que has traído a mi vida. Ayúdame a no olvidar, la abundancia de esos dones que de ti he heredado, de manera que la envidia no tenga lugar en mi corazón. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
1 Corintios 13:4
Tema del Capítulo – 1 Corintios 13:

En 1 Corintios 13, Pablo escribe uno de los capítulos más importantes de la Santa Biblia, y parte de la literatura mundial. El apóstol lo dedica a hablar del amor. Pablo dice que no importa cuáles sean tus virtudes o talentos, ninguno de ellos se compara en importancia con el amor.

Pablo concluye este capítulo mostrando que hay tres pilares en nuestra relación con Dios: la fe, la esperanza y el amor. Sin embargo, el mayor de ellos es el amor.

Esbozo de 1 Corintios 13:

13.1 – 8: La importancia del amor

13.9 – 13: Fe, esperanza y amor

«Las 14 caras del amor»

El amor, definido por 14 cualidades en 1 Corintios 13, la mitad de las cuales son negativas y la otra mitad positivas.

Juntos constituyen el «camino».

El amor, escribió Pablo, es paciente, bondadoso, no tiene envidia ni se jacta, y no es orgulloso.

Es decir, el amor tiene la capacidad de ser agraviado y no tomar represalias.

La iglesia de Corinto tenía muchos miembros que eran agraviados (por ejemplo, en casos judiciales como se ve en 1 Corintios 6: 8, y los pobres en las comidas comunales en 1 Corintios 11:21-22).

La respuesta de amor a tales agravios sería una demostración de bondad y paciencia.

La envidia y la jactancia parecen ser la causa del problema de las divisiones, como se ve en 1 Corintios 1:10 y 1 Corintios 12:14-25.

Los corintios no dominaban su orgullo, aunque lo pareciera.

En 1 Corintios 13:5, Pablo nos da cuatro descripciones más del amor: No es grosero, no es egoísta, no se enoja fácilmente y no guarda registro de las malas acciones.

La grosería era un problema que se encontraba especialmente en las mujeres durante el culto (11:2-16), en el desorden en la Cena del Señor (11:17-22) y en la organización general del culto (14:26-33).

La autosatisfacción era un problema generalizado, que se manifestaba especialmente en el acto de comer alimentos sacrificados a los ídolos (8:9; 10:23-24).

Las personas que no se enfadan fácilmente no suelen iniciar pleitos (como en 6:1-11).

El amor no registra los agravios, aunque en Corinto hubo amplia oportunidad de hacerlo.

No se alegra del mal, y un buen ejemplo de ello fue la actitud de Pablo durante el escándalo de incesto que se produjo en la Iglesia, como se ve en 1 Corintios 5:1-2, 8, sino que se alegra de la verdad (5:8).

El amor es eterno

En 1 Corintios 13:7 Pablo afirma que el amor siempre protege, confía, espera y persevera, es decir, se mantiene firme incluso en circunstancias desagradables.

Pablo concluye su descripción del amor hablando de su permanencia.

Aquí nos muestra que el amor nunca tendrá fin, que es eterno.

No ocurre lo mismo con los dones espirituales.

Algunos de los dones eran fundamentales, por ejemplo la profecía y el conocimiento, y cada don está vinculado de alguna manera a la edificación de la iglesia hasta la madurez.

Cuando se alcance esa perfección, los regalos habrán cumplido su función y quedarán obsoletos. Pero eso no ocurrirá con el amor.

Como explicó Pablo, el don del conocimiento (1 Corintios 13:9-10), por esencial que fuera, tenía un límite. La capacidad de profetizar, aunque crucial para la vida de la iglesia, era limitada.

Los regalos fueron bendiciones temporales en un entorno imperfecto, pero, a pesar de todo, el amor permanecerá activo incluso en la eternidad.

Comentario Bíblico 1 Corintios 13:4:

Algunos de los efectos del amor se estipulan aquí para que sepamos si tenemos esta gracia; y si no la tenemos, no descansemos hasta tenerla. Este amor es una prueba clara de la regeneración y es la piedra de toque de nuestra fe profesada en Cristo. Se quiere mostrar a los corintios con esta bella descripción de la naturaleza y los efectos del amor que, en muchos aspectos, su conducta era un claro contraste con aquel. El amor es el enemigo enconado del egoísmo; no desea ni procura su propia alabanza u honra o provecho o placer. No se trata de que el amor destruya toda consideración de nosotros mismos, ni de que el hombre caritativo deba descuidarse a sí mismo y todos sus intereses. El amor nunca busca lo suyo a expensas del prójimo o descuidando a los demás. Hasta prefiere el bienestar del prójimo antes que su ventaja personal. -¡De qué naturaleza buena y amable es el amor cristiano! ¡Cuán excelente parecería el cristianismo al mundo si los que lo profesan estuvieran más sometidos a este principio divino, y prestaran debida atención al mandamiento en que su bendito Autor pone el énfasis principal! Preguntémonos si este amor divino habita en nuestros corazones. Este principio ¿nos ha llevado a conducirnos como corresponde con todos los hombres? ¿Estamos dispuestos a dejar de lado los objetivos y finalidades egoístas? He aquí un llamado a estar alertas, diligentes y orando.

Referencias Cruzadas:

Santiago 3:14-17 – Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía.

Efesios 4:2 – con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,

Nehemías 9:17 – No quisieron oír, ni se acordaron de tus maravillas que habías hecho con ellos; antes endurecieron su cerviz, y en su rebelión pensaron poner caudillo para volverse a su servidumbre. Pero tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste.

Eclesiastés 7:8-9 – Mejor es el fin del negocio que su principio; mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. No te apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los necios.

Proverbios 31:26 – Abre su boca con sabiduría, Y la ley de clemencia está en su lengua.

Efesios 4:32 – Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.

Colosenses 2:18 – Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal,

Tito 3:3 – Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros.

Tema Principal:

Las propiedades del amor a Dios y al prójimo.

Versículos Temáticos:

«Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.» Deuteromonio 10:19

«Hiram rey de Tiro envió también sus siervos a Salomón, luego que oyó que lo habían ungido por rey en lugar de su padre; porque Hiram siempre había amado a David.» 1 Reyes 5:1

«Fieles son las heridas del que ama;
    Pero importunos los besos del que aborrece.» Proverbios 27:6

«Así ha dicho Jehová de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.» Zacarias 8:19

«Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen…» Mateo 5:43-44

«Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.» Galatas 5:14

«Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.» Juan 13:34

«Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad.» 1 Juan 3:18