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04 de Abril: El Tiempo de Dios

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(Lee al final el estudio contextual resumido de este devocional. Esperamos sea de bendición)

Palabra:

Además le dijo el ángel de Jehová: He aquí que has concebido, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Ismael, porque Jehová ha oído tu aflicción. (Génesis 16:11)

La paciencia, parece no ser hoy una de las características más sobresalientes de nuestra sociedad. El mundo cada vez más se vuelca por la velocidad de obtener resultados rápidos. De allí, no es de extrañar, que muchas veces nos encontremos frustrados o la pasemos mal, si nuestra oración no es respondida, casi de inmediato por Dios. Ante esta realidad, debemos tener presente que al negarnos a tener una actitud consciente de espera, estamos tomando la opción segura de que alejarnos del plan que el Señor tiene para nuestra vida en ese momento.

El pasaje de hoy cuenta cómo Abram y Sarai (más tarde Abraham y Sara) tomaron la resolución de su propio clamor en sus manos rechazando de cierta forma los tiempos del Señor.

Habían pasado diez años desde que Dios les prometió un hijo, y Sarai estaba envejeciendo. Así que ella y Abram decidieron dejar que su sierva Agar diera a luz un hijo para ellos. Sara finalmente dio a luz en su vejez, pero esa falta de paciencia llevó a una gran lucha por su familia y que tiene consecuencias incluso hasta el día de hoy. Mucha de la tensión en el Medio Oriente puede ser rastreada a dos grupos de personas: los descendientes de Agar y de Sarah.

¿Por qué una pareja piadosa elegiría el camino de la autosuficiencia? Primero, el intenso deseo de Sarai nubló su pensamiento. Quería desesperadamente proporcionarle a su marido un hijo, lo que era la base del valor de las mujeres en esa cultura. Luego, sucumbió a un pensamiento erróneo. Después de años sin hijos y de anhelo, empezó a pensar que quizás el Señor necesitaba ayuda humana. Finalmente, influyó en Abram para que creyera en este razonamiento erróneo, y ambos cedieron a la impaciencia.

Las trampas en las que cayeron Abram y Sarai, representan hoy en día el mismo peligro de tiempos anteriores: sucumbir ante el deseo de la autosuficiencia, capacidad propia o pericia, y hasta a la influencia de otros. Podríamos justificar una opción por nuestra propia fuerza, víctimas de querer resultados inmediatos y ceder ante la impaciencia. Por ello el mejor consejo es siempre estar atentos a escuchar, prestos a obedecer y con el corazón dispuesto a esperar.  El tiempo de Dios es perfecto, y lo último que podríamos desear, es perdernos lo mejor de Él.

Oración:

Señor, separa de mi corazón los sentimientos de autosuficiencia, que puedan llevarme a perder mi capacidad de esperar en Ti. Sé que en las adversidades puede que dude, pero dame la confianza para saber que estás ahi, escuchando mi clamor y presto a responderme, en Tus tiempos perfectos. Amén

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Pasaje:
Génesis 16:11
Tema del Capítulo – Génesis 16:

En Génesis 16 encontramos a Abram y Sarai intentando «ayudar» a Dios a cumplir su promesa de darles un hijo. Sarai tiene la «brillante idea» de que para que se cumpla la promesa, Abram puede tener relaciones con su esclava Agar y dar a luz un hijo.

Según la costumbre popular de la época, en este caso, el hijo de una esclava pertenecía a su ama. Así, finalmente tendrían un hijo.

Al gustarle la idea, Abram aceptó.

Lo que notamos aquí es una oscilación en la convicción de la pareja. Tras la renovación del pacto en el capítulo 15, cabría esperar que el padre de la fe permaneciera inamovible, pero no fue así. Ante la sugerencia de Sarai, creyó que la promesa podría cumplirse inmediatamente.

Lo mismo nos ocurre a nosotros y demuestra que somos vulnerables. Al igual que Abram, hay momentos en los que somos «Iron Man» o «Capitán Marvel» en la fe, pero otras veces actuamos como niños, confundidos, inseguros, con miedo.

Tras la caída, esta oscilación forma parte de nuestra vida cotidiana.

Esquema de Génesis 16:

16.1 – 3: La idea de Sarai

16.4 – 6: El embarazo de Agar

16.7 – 14: La promesa de Dios a Agar

16.15 – 16: El nacimiento de Ismael

Comentario Bíblico:
Génesis 16:11

Agar estaba fuera de su lugar y fuera del camino de su deber y seguía descarriándose más cuando el Ángel la halló. Gran misericordia es ser detenido en un camino pecador, sea por la conciencia o por la providencia. ¿De dónde vienes tú? Considera que está huyendo del deber y de los privilegios con que eras bendecida en la tienda de Abram. Bueno es vivir en una familia religiosa, cosa que debieran considerar aquellos que tienen esta ventaja. ¿A dónde ira? Está corriendo al pecado; si Agar regresa a Egipto, volverá a los ídolos endiosados y al peligro del desierto por el cual debe viajar. Recordar quienes somos a menudo nos enseña nuestro deber. Inquirir de donde venimos debiera mostrarnos nuestro pecado y necedad. Considerar donde iremos, descubre nuestro peligro y desgracia. Aquellos que dejan sus lugares y deberes, deben apresurar su regreso por mortificante que sea. La declaración del Ángel, “Yo quiero”, señala que este Ángel era la Palabra eterna e Hijo de Dios. Agar no pudo sino admirar la misericordia del Señor y sentir, ¿he sido yo, que soy tan indigna, favorecida con una bondadosa visita del Señor? Ella fue llevada a un mejor temperamento, regresó y con su conducta ablandó a Sarai y recibió un trato más amable. ¡Que nosotros seamos siempre impresionados apropiadamente con este pensamiento: ¡Dios, Tú me ves!