01 de Marzo: Tristeza en alegría

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(Lee al final el estudio contextual del versículo de hoy) – * Ha sido agregado estudio de referencias cruzadas por palabras y términos de versículo al final del Devocional. Esperamos sea de bendición para ti.

Palabra:

Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!. (Filipenses 4:4)

El novelista francés Romain Rolland (Premio Nobel de Literatura en 1915), dijo: «La vida no es triste. Tiene horas tristes». En efecto, tenemos muchas alegrías en la vida, pero hay horas de horas: enfermedades, relaciones problemáticas, dificultades económicas.

Las horas o incluso los días tristes no son necesariamente pecado. Los hombres y las mujeres de Dios sufren, por diferentes razones. Jesús mismo se entristeció y lloró. Lloró en el entierro de su amigo Lázaro, aunque sabía que en breve le devolvería la vida (Juan 11.35). En Getsemaní, en la víspera de su crucifixión, pidió a sus tres discípulos más cercanos que le hicieran compañía y rezaran por él, cuando pronunció «Mi alma está muy triste» (Mateo 26.38).

Estas penas son inevitables, pero no permanentes. Como decía el salmista: «Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.» (Salmo 30.5).

Los misioneros Pablo y Silas fueron injustamente golpeados y encarcelados en Filipos porque estaban predicando el evangelio y ayudando a la gente. Creo que, al principio, se entristecieron, tal vez incluso se indignaron. Pero reaccionaron y confiaron en Dios. En la cárcel, heridos, encadenados, sin saber lo peor que les ocurriría a la mañana siguiente, no tuvieron miedo, no se quejaron, no se hicieron las víctimas, no se rindieron, no se entregaron a la tristeza, sino a la oración y a la alabanza. Está escrito que «a medianoche […] cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. […]» (Hechos 16.25). Entonces Dios les dio la oportunidad de evangelizar al carcelero y a su familia. Todos se convirtieron y se bautizaron esa misma noche. Antes del amanecer, el carcelero «se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios.» (v. 34). Imagina la alegría de Pablo y Silas.

Años más tarde, Pablo fue arrestado de nuevo y llevado a Roma para ser juzgado. Mientras estaba en prisión, escribió algunas de sus cartas a las iglesias del Nuevo Testamento, incluida su carta más alegre, precisamente la que escribió a los cristianos de Filipos. Es en esta carta donde lanza una firme invitación: «Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos!» (Filipenses 4:4). ¡En el Señor! ¡En lo que el Señor hace y significa para nosotros, incluso cuando las circunstancias son adversas!

El pecado siempre causa tristeza, y mucha. Si lo reconocemos, lo confesamos y lo dejamos; si nos corregimos y nos reconciliamos con los implicados, recuperamos la alegría.

Toma una hoja de papel. Dibuja una línea vertical en el centro. En una columna, enumera tus problemas, tus adversidades, tus pérdidas, tus penas; en otra, todo el bien que el Señor ha hecho por ti. Verás que tienes muchos más motivos para dar gracias y alegrarte, que para lamentarte y afligirte. Ten en cuenta que incluso lo que nos parece malo, el Señor lo utiliza para el bien. (Romanos 8:28).

Así que si la tristeza te abruma, encuentra esperanza en estos grandiosos testimonios bíblicos. Habla desde tu propia alma al Señor, en oración profunda, descansando en la promesa del salmista: «¿Por qué estás tan abatida, alma mía? ¿Por qué estás tan triste? Espera a Dios». (Salmo 42.11). Es asi como la pena de la noche dará paso, mediante la inmensa misericordia de Dios, a la alegría de la mañana.

Oración:

Señor, que en mis días de tristeza o angustia, encuentre en Ti mi mayor esperanza para retomar la paz y la tranquilidad de saber que me cuidarás y guiarás en esa circunstancia y me devolverás la alegría y el regocijo verdadero que sólo hallaré en seguirte y servirte fielmente. Amén.

Estudio Bíblico Contextual del Devocional de Hoy:
Resumen de Capitulo Filipenses 4:

El capítulo 4 del libro de Filipenses, constituye una poderosa conclusión a la carta del apóstol Pablo a la iglesia en Filipos. Este capítulo está lleno de exhortaciones prácticas y consejos espirituales, centrados en la alegría, la paz y el contentamiento en Cristo.

Pablo comienza instando a los filipenses a permanecer firmes en el Señor, haciendo un llamado especial a la unidad y la reconciliación entre dos miembros de la comunidad. Resalta la importancia de regocijarse siempre en el Señor, subrayando que la alegría del creyente no depende de las circunstancias externas sino de la relación continua con Cristo.

El apóstol aconseja sobre la ansiedad, instando a los creyentes a presentar todas sus peticiones a Dios mediante la oración y la súplica, con acción de gracias. Promete que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y pensamientos en Cristo Jesús.

Pablo también habla sobre el secreto del contentamiento en cualquier situación, ya sea en abundancia o en escasez, afirmando que puede hacer todas las cosas en Cristo que lo fortalece. Agradece a los filipenses por su apoyo financiero, señalando que su interés principal es el fruto espiritual que aumenta a su cuenta.

El capítulo concluye con saludos personales y una bendición de gracia para los lectores. Filipenses 4 destaca por su enfoque en la alegría, la paz y la suficiencia en Cristo, ofreciendo instrucciones prácticas para vivir una vida cristiana plena y satisfactoria para honrar completamente a Dios.

Referencias cruzadas Filipenses 4:4:

Filipenses 4:4 subraya la importancia de la alegría en la vida del creyente, una alegría que se encuentra en la relación con el Señor, independientemente de las circunstancias. Aquí citamos cinco referencias cruzadas que complementan y profundizan esta exhortación:

1. 1 Tesalonicenses 5:16: «Estad siempre gozosos.» Este versículo es un eco directo del llamado a la alegría continua en Filipenses, instando a los creyentes a mantener una actitud de gozo en todo momento.

2. Salmos 32:11: «Alegraos en Jehová y gozaos, justos; Y cantad todos vosotros los rectos de corazón.» Este salmo del Antiguo Testamento invita a los justos a regocijarse en el Señor, resaltando la alegría como una respuesta natural del hombre a su relación con Dios.

3. Salmos 33:1: «Alegraos, justos, en Jehová; A los rectos conviene la alabanza.» Similar al anterior, este versículo llama a los justos a regocijarse en el Señor, vinculando la alegría con la alabanza y la adoración.

4. Habacuc 3:18: «Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.» A pesar de las circunstancias adversas descritas en Habacuc, el profeta declara su decisión de regocijarse en Dios, demostrando que la alegría del creyente no depende de las circunstancias externas.

5. Juan 16:22: «También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quitará vuestro gozo.» Jesús promete a sus discípulos que, a pesar de la tristeza temporal, la alegría vendrá con su resurrección y presencia, un gozo que nadie puede quitar.

Estas referencias cruzadas reflejan el tema bíblico de la alegría en el Señor como un aspecto central de la vida cristiana, mostrando que es ella, la verdadera alegría constante y que no se ve afectada por las pruebas o dificultades de la vida.