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Cuando confiamos plenamente en Dios y estamos conscientes de que Él ya conoce nuestro camino, no temenos razón porque temer. No te preocupes, a donde sea que tu vayas, la Mano de Dios te guiará y sostendrá.

Señor mi Dios, en esta noche te doy las gracias por haberme cuidado durante el día y te pido por esta noche, que tu santo espíritu este conmigo…

En paz me acostaré y así mismo dormiré porque solo tu Señor me haces vivir confiado. (Salmos 4:8).

He aprendido a estar contento en cualquiera circunstancia que me encuentre. Fil 4:11

Señor, gracias por todas las provisiones que colocas en mi vida, Gracias por un día más de existencia, gracias por tu compañía y por toda las pruebas de fe que nos das para aprender a confiar en Ti.

Porque tengo por cierto que lo que este tiempo se padece, no es de comparar con la gloria venidera que en nosotros ha de ser manifestada. Rom 8:18

Jesús les habló otra vez, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)