Publicado por Versículo:
Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; Te libraré, y tú me honrarás. Salmos 50:14-15
Comentario:
En las películas de aventura, a menudo vemos personas atrapadas y desesperadas, buscando frenéticamente una salida. La vida real a veces se siente igual, y mientras intentamos escapar, nuestras oraciones se llenan de peticiones de liberación—ya sea sanidad física, cambio de circunstancias o provisión adicional.
¿Has considerado que, incluso más importante que un rescate físico, está la liberación espiritual? (Ver Efesios 6:12). En primer lugar, Jesucristo nos liberó del poder y la pena del pecado. Él sabe que somos impotentes frente a hábitos pecaminosos, emociones descontroladas y pensamientos impíos. Y Él desea libertarnos de esas cadenas.
Sigamos el ejemplo del salmista, quien animó a clamar a Dios por rescate (Sal. 50:15). Reconoce tu impotencia delante de Él y de ti mismo. Confiesa tus temores, autosuficiencia o incredulidad. Luego fija tu mirada en el Señor.
Permite que el Espíritu Santo llene tu espíritu con la verdad de la Escritura. Medita en ella y comprométete a seguir Su camino. Después, confía en Dios y espera mientras Él te transforma desde adentro hacia afuera. Llegará un día en que la sensación de impotencia será reemplazada por la alegría de haber sido libre. Cuando eso ocurra, dale gloria a Dios.
Oración:
Padre, reconozco mi impotencia y clamo a Ti por liberación. Libérame de pensamientos, hábitos y emociones que no vienen de Ti. Lléname con Tu Espíritu y Tu verdad para caminar en obediencia. Que mi corazón deje la autosuficiencia y aprenda a depender por completo de Tu gracia. Transfórmame desde adentro y llévame a la libertad que solo Tú puedes dar. En Cristo Jesús, Amén.
