Versículo diario comentado: Salmos 46:8-10

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Versículo:

Venid, ved las obras de Jehová, Que ha puesto asolamientos en la tierra. Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra. Que quiebra el arco, corta la lanza, Y quema los carros en el fuego.  Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Salmos 46:8-10

Comentario:

Los tiempos difíciles son inevitables. Las personas que amamos mueren, los amigos enfrentan enfermedades, los matrimonios pasan por crisis y el trabajo puede perderse. El sufrimiento es parte de la vida humana, pero Dios promete que “nos consuela en todas nuestras tribulaciones” (2 Corintios 1:4).

Este pasaje del Salmo 46 habla de grandes calamidades: algunas provocadas por la naturaleza y otras por el ser humano. En medio de todo ello, el versículo 10 nos indica lo que debemos hacer: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios.” La clave para enfrentar los tiempos difíciles está en confiar en el Dios soberano que tiene el control de todas las cosas.

Nuestra tendencia natural es querer resolver los problemas por nuestra cuenta, pero el Señor nos llama a esperar en Él. Isaías 64:4 dice: “Nunca oyeron ni prestaron oído, ni ojo vio a otro Dios fuera de ti, que trabaje para el que en él espera.” Esperar en Dios no significa pasividad, sino acudir a Su presencia en oración, meditar en Su Palabra y confiar activamente en Su poder.

Mientras el instinto humano busca controlarlo todo, Dios nos enseña a rendirnos a Su voluntad. Él nos invita a dejar nuestras ansiedades en Sus manos y a descansar en Su plan perfecto, aun cuando no lo entendamos.

¿Cómo respondes cuando llega la aflicción?

Ya sea que estés atravesando una situación dolorosa o un tiempo de calma, tómate un momento para estar quieto ante el Señor y recordar que Él sigue en control. Su presencia constante es tu refugio seguro y tu fortaleza inquebrantable.

Oración:

Padre, ayúdame a confiar en Ti en medio de las pruebas. Cuando mi corazón se inquiete, recuérdame que Tú eres mi refugio y fortaleza. Enséñame a estar quieto ante Tu presencia y a descansar en Tu soberanía. En el Nombre de Jesús, Amén.