Versículo diario comentado: Salmos 40:1-3

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Versículo:

Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Salmos 40:1-3

Comentario:

La inseguridad puede no parecer tan peligrosa como el orgullo o los celos, pero también es una trampa espiritual que puede apartarnos del propósito de Dios. Y lo más difícil es que puede surgir de muchas situaciones diferentes: heridas del pasado, rechazo, fracasos o incluso comparaciones con los demás.

Sin importar su origen, los efectos de la inseguridad son similares. Nos volvemos indecisos, temerosos de equivocarnos, y muchas veces evitamos actuar por miedo a fallar. También podemos tener dificultades para establecer relaciones profundas porque tememos no ser lo suficientemente buenos, o distanciarnos de otros por miedo al rechazo. Peor aún, podemos comenzar a creer que nuestro valor depende de la aprobación o aceptación de los demás.

No existe una solución rápida para superar la inseguridad. No basta con reconocerla y esperar liberarnos al instante. La sanidad requiere tiempo, oración y entrega al Señor. La Palabra nos enseña: “Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7). Cuando entregamos nuestros temores a Dios y permitimos que Su verdad renueve nuestra mente, Él fortalece nuestra identidad en Cristo.

La realidad es que Dios tiene un plan especial para cada uno de Sus hijos (Efesios 2:10). Nuestro éxito no se mide por los aplausos humanos, sino por nuestra obediencia a Su voluntad. Por eso, debemos decidir confiar en lo que Dios dice sobre nosotros y no en los susurros del enemigo que buscan hacernos dudar de nuestro valor.

Reflexión:

¿En qué áreas sientes inseguridad? Hoy, decide entregarlas al Señor y pídele que te recuerde quién eres en Cristo: amado, aceptado y escogido.

Oración:

Señor, enséñame a verme como Tú me ves. Libérame del temor al rechazo y de la necesidad de aprobación. Afirma mi identidad en Ti y ayúdame a confiar plenamente en Tu amor. En El Nombre de Jesús, Amén.