Versículo:
Muéstrame, oh Jehová, tus caminos; Enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, Porque tú eres el Dios de mi salvación; En ti he esperado todo el día. Salmos 25:4-5
Comentario:
¿Alguna vez has intentado dejar una línea perfectamente recta de huellas al caminar? No es tan fácil como parece. La mayoría de las personas avanzan lentamente, mirando hacia abajo, concentradas en cada paso que dan. Pero cuando caminan así, sus huellas inevitablemente terminan torcidas.
Si caminas con la mirada fija en tus pies, en realidad no sabrás hacia dónde vas. Pierdes la perspectiva porque no puedes ver el panorama completo. De la misma manera, cuando vivimos enfocados solo en nosotros mismos—en nuestros errores, limitaciones o temores—nuestra dirección espiritual se desvía.
La única manera de caminar en línea recta es levantar la vista. Tienes que mirar hacia adelante, fijar tus ojos en un punto firme y avanzar hacia él. En la vida cristiana, ese punto fijo es Jesucristo. Cuando mantienes tu mirada en Él y no en tus circunstancias, tu camino se endereza, y cada paso se vuelve más seguro.
El Señor desea guiarnos en sendas de rectitud, pero eso requiere que confiemos en Su dirección más que en nuestro propio entendimiento. Como dice Su Palabra: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).
Así que deja de mirar tus pasos, tus errores o tus limitaciones, y enfoca tus ojos en Jesús. Él es quien endereza tus caminos, fortalece tu fe y te conduce con seguridad hacia Su propósito.
Oración:
Señor, ayúdame a caminar con los ojos puestos en Ti y no en mis circunstancias. Enséñame a confiar en Tu guía y a descansar en la paz que solo Tú puedes dar. Endereza mis pasos y haz que mi vida refleje Tu dirección perfecta. En el Nombre de Jesús, Amén.