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Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él. El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. Juan 14:23-24
Comentario:
Descubrir la voluntad de Dios es una aventura continua llena de recompensas maravillosas. La Palabra de Dios es nuestro mapa, y el Espíritu Santo es nuestro guía. A lo largo del camino, también nos provee “señales” para orientarnos:
Circunstancias. Dios puede hablarnos a través de lo que vivimos, incluso en situaciones negativas. Para discernir correctamente, debemos relacionar los principios bíblicos con lo que está ocurriendo, sabiendo que Dios jamás se contradice. Su voluntad siempre se alinea con Su Palabra.
Consejo. Dios puede guiarnos mediante la sabiduría de otras personas piadosas.
Conciencia. Cuando nuestro “sistema de alarma interior” está formado por valores bíblicos, podemos usarlo para discernir la dirección de Dios para nuestra vida.
Sentido común. Cuando debemos decidir con rapidez, el Espíritu nos ayuda a elegir aquello que honra a Dios (Santiago 1:5-6).
Convicción profunda. A veces, Dios coloca en nosotros un deseo fuerte e insistente de realizar algo. Si no contradice la Escritura y ese sentir permanece con el tiempo, probablemente debamos seguir adelante.
Contentamiento. Cuando obedecemos, Dios nos da paz.
Con la Biblia como hoja de ruta, mantente atento a las “señales” que Dios coloca en tu camino. El Padre celestial no desea que te pierdas Su perfecta voluntad para tu vida.
Oración:
Señor, guíame cada día por tu voluntad perfecta. Abre mis ojos para reconocer tus señales y dame un corazón dispuesto a obedecer. Que tu Palabra ilumine mis pasos, tu Espíritu dirija mis decisiones y tu paz confirme el camino correcto. Ayúdame a confiar plenamente en ti y a caminar con seguridad en tus propósitos. En El Nombre de Jesús, Amén.
