Versículo:
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. Isaías 40:30-31
Comentario:
Dios quiere que hablemos con Él acerca de todo. De hecho, Jesús nos dice que pidamos, busquemos y llamemos (Mateo 7:7-8), asegurándonos que Dios está listo y dispuesto a responder. Pero a veces dejamos de comunicarnos con nuestro Padre excepto en emergencias.
Abandonar la oración tiene un costo para nuestro bienestar. Quienes no apartan tiempo cada día para Dios luchan con cansancio, desánimo y duda. Hoy nos enfocamos en la primera fase: el cansancio.
Ciertas situaciones son cargas que producen desgaste emocional, físico y espiritual. Esos momentos bajos pueden agotarnos si tratamos de soportarlos solos. Pero el Señor no pretende que ese peso caiga sobre nuestros hombros. Su Palabra nos dice que echemos nuestras cargas sobre Él (Salmo 55:22). “Bendito sea el Señor; cada día nos lleva en Sus brazos”, clama David (Salmo 68:19). Recuerda: es Dios quien hace la obra de enderezar tus circunstancias.
Llevar nuestras preocupaciones y angustias nos agota porque no fuimos diseñados para cargar tales pesos. En el plan de Dios, Su fuerza llena al creyente por completo. Imagina los hombros de Jesús sobre los tuyos—es Él quien lleva tus problemas. La carga no desaparece, pero se vuelve maravillosamente más ligera cuando se la entregas al Señor.
Oración:
Señor amado, enséñame a ser un administrador fiel de todo lo que has puesto en mis manos. Ordena mis pensamientos, mis deseos y mis acciones para que siempre reflejen obediencia a Ti. Límpiame de todo pecado y ayúdame a invertir mi tiempo en lo que tiene valor eterno. Que cada día viva para agradarte y escuchar un día Tu voz diciendo: “Bien hecho”. En El Nombre de Jesús, Amén.