Versículo:
Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra. Hechos 6:3-4
Comentario:
Dios ha hecho algunos llamados dramáticos al servicio. Moisés escuchó Su voz desde una zarza ardiente (Éxodo 3:1-22), e Isaías vio una visión del trono celestial (Isaías 6:1-13). Sin embargo, esos espectáculos son la excepción, no la regla. Para muchos, el llamado de Dios al servicio es más bien un susurro persistente en el corazón —una inquietud espiritual que pregunta: “¿Cómo oirán si nadie les predica?” (Romanos 10:14).
Algunos intentan ignorar ese sentir, llenando su vida de actividades o conformándose con dar dinero. Pero el llamado de Dios permanece; Su voluntad es firme y Su plan es constante. La historia de Jonás nos muestra cómo, aunque tratemos de huir, no podemos escapar del llamado divino (Jonás 1:1; Jonás 3:1).
El camino de la obediencia nunca estará libre de desafíos. Sin embargo, las recompensas espirituales son mucho mayores que cualquier dificultad. Dios promete estar con nosotros y nunca abandonarnos. Jesús aseguró a Pedro que aquellos que sirven en el reino recibirán cien veces más de lo que entregan (Marcos 10:28-30).
Compartir el evangelio es una oportunidad maravillosa para servir a Dios. No hay mejor manera de agradecerle por la salvación que proclamar Su amor a otros. Si el Señor te está llamando, dile sí y observa la obra transformadora que Él hará a través de ti.
Oración:
Padre celestial, gracias por llamarme a servirte. A veces temo no estar preparado, pero sé que Tú fortaleces a los que se rinden a Tu voluntad. Abre mi corazón para escuchar Tu voz con claridad y obedecer sin dudar. Úsame para compartir Tu evangelio y mostrar Tu amor. Que mi vida sea una ofrenda que te honre y bendiga a otros. En El Nombre de Jesús, Amén.