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Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él. Colosenses 3:17
Comentario:
Un día cualquiera, podemos encontrarnos con personas y situaciones estresantes, tales como un niño rebelde, un compañero de trabajo poco cooperador o tráfico pesado para llegar a casa. Puede que nos apetezca estallar de ira, pero Dios quiere que mantengamos la calma y seamos pacientes (1 Ts 5.14). La Biblia habla acerca del desarrollo de este importante atributo en los creyentes.
En primer lugar, Dios nos llama a ser tolerantes, amables y a soportar las cargas de los demás (Ef 4.1-3). En segundo lugar, Cristo demostró paciencia ante las acciones de Pedro, las demandas de la multitud y las falsas acusaciones de los líderes. Nosotros deberíamos aspirar tener esa misma compostura. Y en tercer lugar, debemos reconocer lo perjudicial que es la impaciencia, la cual puede herir a los demás y cerrar el diálogo. Reaccionar con calma les da a las personas espacio para confesar sus faltas, explicar su actitud y hacer cambios.
La paciencia forma parte del fruto espiritual que se desarrolla cada vez más a medida que nos conformamos a la imagen de Cristo (Ga 5.22, 23). Cuando confiamos en el Espíritu Santo, Él nos capacita para abrirnos paso en los momentos de espera y provocación, sin agitarnos. Una conducta tranquila en tiempos de espera o adversidad, puede ser un poderoso testimonio de la obra transformadora de Dios.
Oración:
Señor, cóncedeme la paciencia necesaria para, en los tiempos de prueba, tener la madurez para aceptar los tiempos de espera, en cuanto gestas Tu obra de bien en mi vida. Que no olvide que todo lo que colocas en el camino de Tus hijos, será siempre para su mayor bien. En El Nombre de Jesús, Amén.
