Sin llorar,
porque fui yo quien le pidió a Dios que se haga Su voluntad.
A veces cuesta aceptar el resultado de una oración… sobre todo cuando la respuesta no es la que esperábamos. Pero con el tiempo entendemos que decir “hágase tu voluntad” no es una frase ligera, sino un acto profundo de fe.
Significa soltar el control, confiar cuando no entendemos, y seguir creyendo aunque duela. Porque la voluntad de Dios, aunque a veces nos confronte, siempre nos conduce hacia algo mejor, hacia un propósito que no podíamos ver desde el dolor.
Hoy, elijo la paz de quien sabe que todo lo que Dios permite, tiene sentido.
Confía en el Señor con todo tu corazón
y no te apoyes en tu propia prudencia.
Proverbios 3:5