Señor, cada nuevo día es una demostración de tu amor infinito hacia mí y por eso, aunque algunas veces me invada la incertidumbre y la tristeza, nunca desfalleceré en mi propósito de alcanzar la felicidad y ser una persona próspera y dichosa, pues eres Tú amado Padre quien dirige mis pasos, mi vida y mi destino.
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